Representantes del Banco Mundial, de la FAO, de la Dirección de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales (Diprose) de la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación, y del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación recorrieron ayer la obra del acueducto ganadero más importante de la provincia que se está llevando adelante en el departamento Roque Sáenz peña, entre Levalle yLaboulaye, con su punto de partida en Río Bamba, donde está el punto de toma del agua.
La relevancia de esa infraestructura la expresaron los propios productores de la zona cuando reiteraron que desde hace dos generaciones que se viene planteando la necesidad de poner en marcha la obra para potenciar la región, hoy carente de agua dulce y dominada por una fuerte presencia de sal que en muchas partes se hace visible en la superficie. Sin embargo, el déficit productivo de la zona es que el agua que se extrae de la napa cuenta con hasta 17 gramos de sal por litro lo que la hace imposible de tomar para los animales que en ocasiones llegan a morir por no consumirla. Ese cuadro de situación se agrava en épocas de sequía, como la que atraviesa la Argentina con la dominación de La Niña.
Lo cierto es que el caño tiene su punto de partida en el canal Levalle, que se complementa en un predio de 25 hectáreas con piletas de sedimentación y almacenamiento en un tanque elevado para su posterior distribución a través de una red de acueductos con tres ramales para uso ganadero a lo largo de 100 kilómetros.
El desarrollo de las obras se realiza sobre las propiedades de los frentistas y paralelo a caminos vecinales.
Los beneficiarios directos del proyecto son 128 productores frentistas a la traza del acueducto. De los cuales el 89% son productores familiares. La gran mayoría, entre pequeños y medianos.
De acuerdo al proyecto, que fue desarrollado por la Unidad Ejecutora Provincial del Programa dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería, apoyado por la (Diprose) y aprobado finalmente para su financiamiento por el Banco Mundial, la zona de influencia de agua servida con la que se calculó el área de influencia corresponde a 59.000 hectáreas.
Las cuentas catastrales frentistas que serán beneficiarias ascienden a una superficie de 46.000 hectáreas, con un promedio de 382 hectáreas por establecimiento.
En cuanto a las unidades ganaderas, en la zona del proyecto se ha contabilizado un número de 21.800 cabezas. Es decir, cada unidad productiva posee en promedio unos 232 vacunos.
La carga animal que se maneja en la zona está en el orden de las 0,4-0,5 cabezas/ha.
Esta obra de 100 kilómetros de cañería permitirá distribuir agua de mayor calidad a campos donde este recurso es inaccesible, permitiendo no solo duplicar la carga animal, sino también mejorar la eficiencia metabólica para obtener mayor kilos por animal y disminuir la mortandad de animales.
Por otro lado, la intención es frenar el cambio del uso de la tierra por el avance de la agricultura frente a la imposibilidad de la actividad ganadera.
El proyecto tiene como intención también incentivar el arraigo de los y las jóvenes de la región.
“Lo que claramente queremos lograr es poner en marcha un círculo virtuoso por el cual el agua habilite una mayor presencia de animales en los campos y eso lleve a generar inversiones hoy paralizadas y a producir más pasturas para el alimento. Todo eso es una rueda que hoy no existe por falta de agua dulce”, explicó Franco Mugnaini, responsable de la Unidad Ejecutora Provincial, uno de los anfitriones que acompañó la recorrida por la zona de Río Bamba, donde está la totalidad de los caños necesarios para cubrir todo el trayecto ya acopiado. Hoy eso no es un dato menor debido al proceso inflacionario y a las dificultades que las empresas contratistas terminan teniendo por el cambio de precio de los materiales y el desacople con las actualizaciones que se habilitan por parte del Estado en los presupuestos originales.
Lo cierto es que la obra que originalmente estaba prevista para realizar en 18 meses se buscará terminar en 12, según explicaron los responsables de la empresa ayer durante la recorrida. Eso también tiene que ver con la necesidad de no prolongar más de lo debido los tiempos ante un escenario de cambio de costos permanentes.
En el recorrido, del que participó Tranquera Abierta, los responsables del Banco Mundial estuvieron interesados en el vuelco productivo que tendría la zona a partir de esta obra. También interrogaron sobre cuestiones de impacto ambiental y detalles del proyecto y el funcionamiento posterior que tendrá el acueducto una vez finalizado. Allí se pondrá en marcha un consorcio integrado por los mismos productores que serán los responsables de llevar adelante el mantenimiento de la infraestructura y ordenar el abastecimiento equitativo para todos los beneficiarios.
A lo largo de la recorrida los productores admitieron que en otras zonas del sur provincial miran de cerca lo que ocurre con este acueducto ganadero debido a que “al sur de la ruta 7 no hay agua de calidad en ningún lado. Por lo tanto esta obra puede ser un ejemplo o la primera de una serie que debería replicarse en otras partes del sur provincial donde los productores no disponen de nada de agua para producir; y sin agua no hay producción”, explicó Horacio Genesio, productor de la zona que acompañó el recorrido y se encargó de responder las inquietudes de los representantes de organismos internacionales que iban en la comitiva. Por eso, una de las finalidades que se describió en el proyecto escribo que fue valorado por las autoridades fue la de “contribuir a incrementar los ingresos de los productores beneficiarios y mejorar la resiliencia de los sistemas ganaderos. Algo que ya está en marcha.
“Con esta obra no tenemos techo para la producción”
El acueducto ganadero del sur se constituirá en una bisagra productiva para unas 50 mil hectáreas de la región que a partir de su puesta en funcionamiento podrán duplicar la carga de animales actuales y mejorar la eficiencia de los planteos.
“Lo que está claro es que podemos crecer mucho, sin saber cuál es el techo. Hoy con esto, tenemos un piso, pero no tenemos techo, o no lo conocemos”, insistieron los productores cuando los referentes del Banco Mundial les preguntaban cuál era la proyección del impacto económico de este acueducto.
La obra, que implicará una inversión de casi 900 millones de pesos (qué podría superar los 1.100 millones por efecto inflacionario), se financia con un crédito del Banco Mundial que tomó la Provincia y beneficiará a 128 productores de la región, en el departamento Roque Sáenz Peña. De esta forma, el proyecto viene a dar respuesta definitiva a una histórica demanda de un centenar de productores pecuarios que enfrentan serias restricciones al desarrollo debido a la ausencia de agua de calidad para el ganado. El acueducto ganadero permitirá llevar agua de calidad para consumo animal cuya toma está en Rio Bamba, en el canal General Levalle, en un predio emplazado en el ingreso a esa localidad y de ahí se distribuye a lo largo de 100 kilómetros de cañería. Es el acueducto ganadero más grande de la provincia.
Una charla con productores para cerrar la jornada
En el Centro Cívico de Laboulaye se organizó ayer por la tarde la actividad de cierre de una jornada de trabajo que comenzó temprano en la mañana. Allí asistieron los funcionarios que vinieron del exterior, los del staff nacional y los provinciales de una charla con un grupo de productores ganaderos de la zona de influencia del acueducto en donde se analizó el avance y se trazó un plan de acción hacia adelante, mientras se repasaron historias familiares de trabajo en el campo a lo largo de generaciones y lo que podía llegar a implicar para esas familias la llegada de agua dulce al establecimiento. “Me pasa con mi viejo, que desde que están poniendo los caños está todo el día activo en el campo viendo lo que se puede hacer y planificando para el día que tengamos el agua; eso nos cambia todo para bien”, dijo uno de los productores de la zona de Río Bamba.