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Carlos Garetto: "Se vio dónde está el origen de bienestar del país"

Carlos Garetto: "Se vio dónde está el origen de bienestar del país"

Desde Leones, Carlos Garetto se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la revuelta del campo por la 125. Llegó durante el conflicto a ser presidente de Coninagro, una de las cuatro entidades que conforman la Mesa de Enlace nacional. Y desde allí intentó canalizar y administrar un conflicto que por momentos parecía que se escapaba de las manos.

En diálogo con Tranquera Abierta, el cooperativista recuerda que “fue una gesta y una lucha por la renta. El Gobierno quiso apropiarse de una renta que denominó extraordinaria y allí nace todo esto. Ahora habría que ver con estas pérdidas extraordinarias que estamos viendo en estos días qué hará el Gobierno que es el mismo que estaba en aquel momento. Ojalá tomen alguna medida con respecto a las retenciones porque la situación es calamitosa”.

¿Qué le dejó aquel momento?

Una parte importante es que el campo por primera vez estuvo en el centro de la escena pública. Fue una revuelta histórica que lo puso visible en todos los ámbitos de la sociedad, el Gobierno y los medios. Ahí avanza mucho incluso el periodismo agropecuario y hoy tenemos una cantidad de información muy importante y fluida surgida desde el propio sector, especialmente en las provincias de la Pampa Húmeda. Y eso ayuda a ponerlo en conocimiento del resto de los actores en función de la importancia y el potencial que tiene. Despertó a un sector sumamente importante para la economía del país, para el desarrollo, y en el interior es además un factor de contención y de integración social. Se pone de manifiesto dónde está el potencial de bienestar de nuestro país. Cuando al campo le va bien tiene un efecto multiplicador en la economía y el país crece. Pero cuando no está acompañado de política agropecuaria se producen estancamientos o retrocesos. Hoy tenemos problemas económicos como la inflación, y sociales como la pobreza; y al campo en tanto no se lo tenga en cuenta como aliado y se lo observe como un gran enemigo no vamos a resolver ninguno de esos dos problemas centrales.

¿Por qué pasó eso en ese momento?

Es un fenómeno para analizar desde lo sociológico, pero hay que recordar que no teníamos los problemas que vemos hoy: inseguridad, inflación, caída del poder adquisitivo, pobreza. En ese momento tal vez hubo posibilidad de observar que si a un sector tan dinámico como el campo se lo iba a relegar de manera tan importante con la extracción que se pensaba hacer, iba a generar a la cadena agroindustrial una falta de recursos y de derrame que terminaría afectando a la sociedad y por eso se acopla. La ruralidad es la primera que sale: y no sólo el productor, sino todos los eslabones de las distintas cadenas que integran el sector. Y esa mirada no era equivocada porque sin políticas que alienten al sector, a lo largo de estos 15 años Brasil duplicó su producción y nosotros seguimos estancados en torno a las 100 millones de toneladas.

¿Y hoy?

Y hoy la renta, a pesar de que no están las retenciones móviles, está muy condicionada por el Estado que se queda con el 60% de los recursos. Hoy se visualiza cuando se cae un poco el nivel de productividad por debajo de los valores históricos, el productor se queda endeudado. Si esos niveles caen al 40 o 50 por ciento por una sequía como la que estamos viviendo, el productor directamente queda no sólo endeudado sino que compromete su continuidad. Ahí hay un factor clave: si el sector no recupera un margen de rentabilidad mayor, vamos a estar estancados y expuestos a que ante cualquier contingencia climática se cae la productividad, la cadena, el empleo. Eso no pasaba hace 50 años. Mi abuelo, si una granizada le llevaba toda la cosecha de trigo no pasaba nada porque tenía resto para dos cosechas. Hoy el productor pierde 30% del rendimiento y queda en la cuerda floja. Y la 125 pretendía generar una mayor extracción aún.

No fue fácil enfrentar a un Gobierno fuerte en ese momento...

El Gobierno tenía un objetivo claro de apropiarse de la renta y tenía una estrategia. El campo tenía su objetivo, pero no tenía estrategia. La fuimos construyendo con el correr del tiempo y el apoyo de productores y sociedad. Eso nos obligó a tener mucha cautela, porque además estábamos en la tapa de todos los diarios, y la sociedad nos miraba como liderando un proceso de transformación económico y social en el país. Y a la convocatoria al Monumento de Los Españoles la medimos muy bien porque no podíamos fallar. Era la batalla final, que se jugaba en el Congreso y al que teníamos que rodear de mucha fortaleza. Por suerte el país nos respaldó y llegó el “voto no positivo” que puso fin al conflicto y un manto de paz. Sabemos que el campo le tiene que servir al país, no tiene que ser un factor concentrador sólo puertas adentro del sector. Tiene que ser un motorizador social y económico del país.