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La población busca cada vez más alimentos saludables y sustentables

Cuando volvió a instalarse en los últimos días el debate sobre la sustentabilidad de los alimentos y el modo de producción del campo, Coninagro presentó un trabajo sobre cómo y que tan saludable comemos los argentinos

Una semana después de que las redes estallaran por el video de actores que condenaban el uso de “agrotóxicos” bajo una campaña #BastadeVeneno, y la respuesta inmediata de la comunidad agroalimentaria que retrucó con un #BastadeMentiras y mostró la forma en que producen cada día en sus campos, un informe encargado por Coninagro mostró que la población busca cada vez más alimentos sustentables y saludables, algo que se observa con cintundencia cada vez más en países desarrollados.

De allí que muchos productore se industrias agroalimentarias del país hayan puesto el foco allí porque representan además importantes nichos de mercado, que además están dispuestos a pagar un plus por la certificación de trazabilidad sustentable de los alimentos que compran.

En este suplemento, hace 7 días se replicó la tensión en las redes y hubo una respuesta contundente de María Beatriz “Pilu” Giraudo que es una de las voces más destacadas del agro en el tema de procesos productivos sustentables y además es presidenta honoraria de Aapresid. Pero además se contó la experiencia del frigorífico Logros de Río Segundo, que junto al Inta y al Inti estudiaron la huella de carbono y de agua de su producto. Clientes europeos y estadounidenses podrán tener ahora esa referencia antes de comprar un corte surgido de esa planta industrial.

En relación al estudio de Coninagro, su presidente, Carlos Iannizzotto, fue categórico al aseverar que: “El consenso social existe, hay grandes niveles de deseo por parte de la sociedad para mejorar los hábitos alimenticios y volcarse a sistemas de producción y consumo de alimentos saludables y sustentables”.

A su vez, el dirigente cooperativista remarcó al interpretar la encuesta que: “Según el estudio, también existe un consenso casi total de la sociedad a la hora de afirmar que desde las entidades agropecuarias deberíamos asumir la responsabilidad de ser actores fundamentales en el protagonismo de dichos procesos. Por el lado de Coninagro, esta premisa nos interpela y desafía a intensificar nuestras labores estratégicas en términos de buenas prácticas agropecuarias, pero sobretodo con una mayor impronta de perforación a través de nuestros canales de comunicación, hacia un gran porcentaje de la sociedad que está desinformada sobre estos temas”, sostuvo y agregó: “En ese sentido creemos que una fuerte campaña a través de las redes serviría para atraer al segmento más propenso de la sociedad a alimentarse de manera saludable, el segmento joven, que hoy por hoy, según refleja nuestro estudio, se auto diagnostica como consumidores de alimentos poco saludables. El terreno para avanzar en ese segmento es infinito”, remarcó Iannizzotto.

Cambios de hábitos

En tanto, explorando cambios de hábitos en la alimentación de la sociedad en los últimos cinco años, una de las premisas destacadas del estudio sostiene que casi el 75% afirma haber cambiado “bastante” o “mucho” sus hábitos alimenticios. Solamente un 6% dijo no haber cambiado en nada su alimentación. Este dato, desagregado, muestra que estos cambios en la alimentación fueron mucho más propensos entre las mujeres que entre los hombres, y también fueron más significativos entre el segmento etario más joven de la sociedad, el mismo que afirma ser el que menos se cuida a la hora de alimentarse.

Evidentemente hay una intención de cambio cultural a la hora de alimentarse entre los jóvenes, pero aún no se refleja esa iniciativa en cambios efectivos y concretos a la hora de la ingesta de alimentos. A su vez, entre quienes afirmaron haber modificado su alimentación en los últimos cinco años, la razón predominante es estrictamente de salud: casi el 65% afirma que cambió sus hábitos por su salud o por la de su familia.

En cuanto al consumo de alimentos orgánicos y/o ecológicos, apenas el 25% de la muestra afirma consumirlos de manera periódica (“siempre” o “casi siempre”). Esta variable, desagregada, vuelve a mostrar la tendencia donde los jóvenes son los menos propensos a consumir este tipo de alimentos y los adultos mayores, los más propensos.

Por otra parte, el trabajo se enfoca en los procesos de producción de alimentos. Allí se hizo énfasis en la diferencia que existe entre los niveles de información sobre los procesos de producción de los alimentos que hoy posee la sociedad con los niveles de información que le gustaría tener realmente. En cuanto a la información que posee la gente respecto de cómo se producen los alimentos que consume, un 40% afirma estar bastante o completamente informado, contra un 25% que, de manera inversa, afirma estar poco o nada informado. Si se contrasta esta variable con el nivel de información que a la sociedad le gustaría tener realmente, se destacan datos muy interesantes: al 80% de la sociedad le gustaría poder estar bastante o completamente informado, y solamente un 7% muestra desinterés en el tema.

“Concluimos que si la información necesaria para poder estar al tanto de los procesos de producción de los alimentos estuviese al alcance de los ciudadanos, en canales de rápido acceso, la inmensa mayoría de la sociedad se interiorizaría mucho más en estos temas, ya que esa nutrida porción de la sociedad afirma tener interés en acceder a dicha información”, explica el trabajo de Coninagro.

Otro dato para destacar es sobre el segmento más joven de la sociedad, ese segmento que se autopercibe como el que menos se cuida a la hora de alimentarse, y al mismo tiempo es en el que mayor adhesión toma la idea de poder tener información acerca de la producción de los alimentos. Esto se produce en un contexto en donde la tecnología está totalmente incorporada en el día a día de este sector de la sociedad, por ende, es la franja estudiada que mayores herramientas posee para informarse a través de distintos canales online: “Una fuerte campaña online de alimentación sustentable y una página, app o red social confiable y verificada en donde poner información certera acerca de la producción de alimentos podría ser una alternativa interesante para llegar de forma óptima directamente a este segmento etario, que a su vez es el segmento que más se debería tener en cuenta a la hora de planificar cambios a largo plazo”, comentó Iannizzotto a las demás autoridades de Coninagro.

Educación

En cuanto a la educación acerca de la alimentación sustentable en la sociedad, existe un consenso prácticamente total en la siguiente premisa: la sociedad considera que es sumamente importante que los colegios eduquen acerca de la producción y la alimentación sustentable. A su vez, en relación al rol de los actores sociales involucrados, un 47% cree que el Estado debería fiscalizar la seguridad alimentaria y promover la producción sustentable y un 31% cree que debería fiscalizar la seguridad alimentaria y exigir metas de producción sustentable.

https://twitter.com/CONINAGRO/status/1468920613909581832

Entidades del agro

En cuanto a las entidades agropecuarias y la percepción que tiene la sociedad de su nivel de compromiso con los procesos de producción de alimentos, el estudio arrojó que es importante que estas instituciones tengan nivel de participación e incidencia sobre estos temas. Si se analizan los niveles de compromiso que a la sociedad le gustaría que dichas entidades tuvieran, los resultados muestran que hay muchísimo terreno en el cual podrían avanzar: el 85% cree que las entidades agropecuarias deberían estar bastante o totalmente involucradas en dicho proceso.

Por su parte, el vicepresidente de la entidad, Elbio Laucirica, indicó que: “Coninagro viene avizorando esta demanda de la sociedad por alimentarse mejor, principalmente desde lo nutricional, y venimos trabajando en analizar los escenarios y demandas sociales, en términos de innovación tecnológica que la producción de alimentos saludables en ambientes sustentables lo requieren. Es así que a través de la Red de las Buenas Prácticas Agropecuarias y del INTA, se viene haciendo un abordaje interinstitucional en éste sentido. Temas como las BPA, la inocuidad, trazabilidad y certificación, se van a ir imponiendo, en respuesta a las demandas sociales”, sostuvo el dirigente y comentó que desde la institución crearon una Comisión de Ambiente, a lo que agregó: “En cada oportunidad Coninagro aborda éste desafío, por caso, recientemente en la reunión de la Red de Cooperativas del Mercosur donde fuimos convocados por la ONU, como así también en el X Fórum de Agronegocios organizado por LIDE, donde fue uno de los temas presentados, señalando un trabajo hacia los consumidores como así también hacia nuestros productores, al efecto de fortalecer las acciones vinculadas a la preservación de los Recursos Naturales, diagramando cómo ajustar las técnicas de producción y manufactura para producir cada vez mejor, con una impronta más saludable, y que además esto sea conocido por nuestros familiares, vecinos, comunidad general y clientes, o sea los consumidores. En éste aspecto, un trabajo integrado entre las instituciones y los organismos de control del Estado, son imprescindibles para avanzar rápidamente en éstas acciones y generar la confianza de los consumidores, que cada vez nos demandan más información sobre los alimentos que consumen”, enumeró Laucirica.

Por otra parte, el informe muestra los niveles de consumo de frutas y vegetales, carnes rojas, pescado, y comidas rápidas. En cuanto a frutas y vegetales, casi un 75% afirma que las consume entre 3 y 6 veces por semana o incluso más de 6 veces por semana. Estos niveles de consumo se ven invertidos en pescados y/o comidas rápidas, donde más del 80% afirma que las consume menos de una vez por semana o nunca.

Las respuestas desagregadas por segmentos etarios fortalecen la tendencia que se indicó anteriormente: los adultos mayores de 65 años prácticamente no consumen nunca comidas rápidas y consumen niveles bajísimos de pescado, y, de manera inversa, es el segmento donde se da el mayor consumo periódico de frutas y vegetales. Por el contrario, el segmento etario más joven, que había mostrado en primera instancia ser el menos cuidadoso con las comidas, es prácticamente el único segmento que consume comidas rápidas, y es el segmento que menos fruta y/o verduras consume.

Esto demuestra que, a mayor edad, aumenta el cuidado en el consumo de los alimentos, y esto se da, muy probablemente, por los diferentes cuidados a la salud, los cuales no son muy comunes en los segmentos más jóvenes y se intensifican a medida que se transita la adultez. Por último, el consumo de carnes rojas es el más equilibrado, ya que un tercio de la muestra afirma consumirlas con periodicidad, mientras que un 25% afirma ingerirlas menos de una vez por semana o casi nunca.

1 de cada 3 dice que come mal

Un tercio de la muestra afirma de manera consciente que no se alimenta de manera saludable. Este dato debería ser aún mayor si se considera que existe una parte de la sociedad que asegura que sí se alimenta de manera saludable, aunque eso no sea necesariamente comprobable o auténticamente verdadero.

Si se desagrega la respuesta según el segmento etario, surge un dato llamativo: el segmento más joven es consciente de que no se alimenta de manera saludable. Casi el 65% de personas encuestadas de entre 16 a 29 años, afirma que no lo hace. “Nuestra primera conclusión, si queremos que la sociedad se interiorice con esta problemática y realmente se cambien para mejor los hábitos en la alimentación, será que el foco de concientización deberá cargarse sobre la juventud, que es el segmento donde más terreno hay para avanzar en esta materia”, finaliza el trabajo.