El abogado Cristian Ambrosio, representante de los damnificados, confirmó a Puntal que la presentación judicial ya fue radicada y busca determinar las responsabilidades de los agentes que actuaron, e incluso la eventual intervención de las máximas autoridades del área. “La denuncia consiste en lo que sucedió ese día en el hotel, el 29 de octubre. Se relatan los hechos porque, a nuestro entender, configuran un hecho delictivo”, precisó el letrado.
La denuncia ingresó por Mesa de Entradas Judicial y fue remitida a la Fiscalía de Instrucción del Distrito 3, Turno 5, a cargo de la doctora García Ramírez, que ahora tiene a su cargo la investigación penal.
El episodio ocurrió en el hotel alojamiento Ruta, sobre avenida La Voz del Interior, cuando un llamado al 911, originado por el encargado del lugar, desató un operativo desproporcionado: patrulleros, helicópteros, francotiradores y efectivos del ETER rodearon el edificio, bajo la sospecha de que una banda armada se había atrincherado. En el interior, sin embargo, no había criminales sino una pareja que había ido a pasar unas horas de intimidad.
Los nombres de las víctimas no fueron revelados por pedido expreso de ellos. El hombre trabaja en una empresa de seguridad privada y ambos intentan retomar su vida cotidiana después del trauma. “La pareja se encuentra bastante afectada psicológicamente. Ellos consideran que ya brindaron su versión y prefieren no exponerse más públicamente. Todavía sienten miedo y resquemor por lo vivido”, explicó Ambrosio.
La denuncia presentada en Tribunales describe con detalle el accionar policial: los efectivos irrumpieron en la habitación sin orden judicial, redujeron a ambos, los golpearon, los amenazaron y los precintaron. A la mujer la habrían encerrado en el baño, donde, según el testimonio, tres agentes femeninas la presionaron para que confesara un delito inexistente.
Además de los apremios ilegales y amenazas, el escrito judicial incluye cargos por lesiones, daños y sustracción de pertenencias. Según Ambrosio, el vehículo de la pareja, que estaba estacionado en la cochera del hotel, quedó destruido, además de la desaparición de algunas pertenencias.
“Fue un hecho gravísimo. Imagínense que entraron sin orden judicial, los golpearon, los amenazaron y destruyeron su auto. ¿Cómo no van a hacer una denuncia penal? Si no hubiera tomado estado público, igual se hubiese denunciado, porque se trató de un abuso claro del poder policial”, explicó Ambrosio.
El operativo, recordado por su despliegue desmedido, se originó tras un robo ocurrido esa misma madrugada en Villa Belgrano, donde tres delincuentes armados ingresaron a una vivienda y se llevaron dinero, joyas y armas. Según pudo reconstruirse, la pareja denunciante había ingresado al hotel alojamiento alrededor de las 4 de la mañana, mientras que el robo se habría producido entre las 6.30 y las 7, un dato considerado crítico por los investigadores, ya que podría ayudar a determinar si existía algún vínculo temporal o si se trató de una confusión basada en información errónea.
Un familiar de la víctima del robo, encargado del motel, creyó escuchar palabras como “arma” y “plata” en una de las habitaciones y dio aviso al 911. A partir de esa suposición, se montó una escena cinematográfica que incluyó la presencia del ministro Juan Pablo Quinteros, quien llegó al lugar mientras los medios transmitían en vivo.
Horas después, cuando se descubrió que los presuntos delincuentes eran una pareja inocente, el Ministerio de Seguridad defendió el procedimiento, asegurando que los efectivos actuaron “de acuerdo con el protocolo” y que la información inicial indicaba que había personas armadas. No obstante, hasta el momento no se comunicó oficialmente la apertura de una investigación administrativa interna para evaluar las responsabilidades del personal interviniente.
Consultado sobre las expectativas frente a la denuncia, Ambrosio fue claro: “Esperamos que se haga justicia, que se investigue hasta las últimas consecuencias y que, si hay responsables, se los juzgue y condene. Creemos que hubo responsabilidad penal y queremos que se esclarezca”.
Mientras tanto, la pareja intenta recuperar algo de calma. El episodio, que empezó como una jornada de descanso, terminó con un operativo que rozó el absurdo y que dejó expuesta una peligrosa combinación de improvisación, abuso de fuerza y errores de coordinación institucional.