Ese es el escenario que por estas horas se analiza en el Panal, epicentro del poder cordobés, donde el gobernador Martín Llaryora y su equipo siguen con especial atención lo que ocurre en Río Cuarto;es más, es ahí, en la capital provincial donde se define principalmente la estrategia que Guillermo De Rivas está llevando adelante para tratar de retener el poder para Hacemos Unidos por Río Cuarto.
La campaña, que arrancó formalmente el viernes, ingresa en una etapa definitoria. En un escenario dividido en tres, el que se equivoca pierde.
El oficialismo está desplegando una campaña con etapas temporales y con la mirada puesta en dos tipos de votantes. Cerca de Llaryora consideran que De Rivas no está urgido por salir a buscar demasiados votos por fuera de los que potencialmente lo acompañarían:debe captar la mayor parte del voto peronista y a quienes eligen la continuidad, un conglomerado que hoy representa el 45% de los riocuartenses, según las encuestas de la Provincia.
“Es una elección que se gana con 31 o 32 puntos. Si llegamos a 35 va a ser una diferencia amplia”, indicaron en el Panal.
El oficialismo tiene dos grupos de votantes en mente: al peronista y al independiente-pragmático. “Nosotros tenemos que discutir conNazario porque con ella disputamos votos peronistas. A la gente le tiene que quedar en claro que el peronismo está acá. Porque, además, Nazario no termina representando nada: no es cambio, no es continuidad, no es renovación”, evaluaron cerca de Llaryora.
Pero hay otro tipo de voto en el que hará hincapié el oficialismo: el que el llaryorismo llama independiente-racional. En los próximos 10 días, la campaña se centrará en reforzar el nivel de conocimiento de De Rivas -su nombre todavía no suena en el 25% del electorado- y después ingresará un elemento que en Córdoba consideran central en un escenario de tres: el oficialismo apuntará a la idea de equipo, al hecho de que para la ciudad sería conveniente mantenerse en la misma línea política del gobernador. Normalmente, señalan en el Panal, sería un argumento insuficiente pero en la actual configuración electoral riocuartense, podría ser decisivo.
El llaryorismo confía en esa planificación de campaña, aunque hay un componente que genera incertidumbre:en Córdoba capital, cuando el peronismo desplegó una maquinaria que le hizo ganar una elección que estaba perdida, la conducción del proceso fue central. “Hoy tenemos dudas de que eso pueda repetirse. Necesitamos que el último tramo, la semana final, tenga un envión que encolumne. Pero la conducción no nos garantiza eso”, dicen, con una mirada puesta en Juan Manuel Llamosas. Por eso se evalúa la creación de una mesa política que estructure la campaña hasta el 23 de junio.
El intendente enfocará su actividad electoral principalmente en barrio Alberdi, donde mantiene niveles de imagen que ha perdido sobre todo en el centro. Allí, en el corazón peronista de la ciudad, su rol pasará por disputarle a la exmujer de José Manuel de la Sota los votos que el justicialismo reivindica históricamente para sí.
En elPalacio consideran que le sacaron una ventaja evidente a Nazario en la conformación de la lista de concejales. Sostienen que mientras una incorporó a empresarios y dirigentes que hacen sus primeras armas en la política, la exdiputada eligió encerrarse en sí misma.
¿Las listas son centrales para la definición de un resultado electoral? Casi nunca. Quienes ganan suelen ser los candidatos a intendente. Sin embargo, dan indicios, habilitan lecturas e interpretaciones. En el caso de Nazario, su lista de concejales expresa una contradicción evidente con respecto a parte de su discurso. En un spot que lanzó recientemente, la empresaria señala que no pretende ser la candidata de un partido -en referencia al peronismo- sino representar a toda la ciudad: a la gente, a los empresarios, a los dirigentes sociales. Sin embargo, ese universo por fuera de la política no aparece en su lista. En cambio, eligió poner como candidatos a concejales a quienes le garantizan lealtad absoluta e integran su círculo íntimo desde hace años.
El discurso es aperturista; la acción apunta en la dirección contraria. Esa actuación puede indicar dos cuestiones: que Nazario prefiere hacer política con los suyos y nada más o que intentó sumar a otros sectores y no pudo. Pero, además, la integración de la lista también permite otra interpretación: parece haberse diseñado pensando más en la posibilidad de una derrota que de una victoria.
Cuando una agrupación o un candidato ponen en marcha una estrategia defensiva suelen instalar a los más leales en los primeros puestos;así, si pierden se garantizan el monopolio de los espacios que le corresponden a la oposición. No quiere decir que sea un modalidad que garantiza la derrota sino que la tiene en mente.
Uno de los riesgos principales que corre el peronismo es que la campaña se le vaya de las manos, que alcance niveles de confrontación interna que sean funcionales a Parodi. Algo de eso pareció vivirse en la semana que pasó cuando el nazarismo desapareció del directorio del Emos, un área que venía manejando desde que Llamosas llegó al poder. Cristian Evangelista ya le había expresado al intendente que quería dejar la conducción del ente municipal;Llamosas le dijo que lo entendía pero le pidió unos días. El martes, 48 horas después de que se hubieran comunicado, Pablo Antonetti, secretario de Economía y candidato número 3 en la lista de De Rivas, convocó al dirigente nazarista, número 5 en la nómina de la empresaria, y le pidió que renunciara no sólo él sino todos los de su grupo político.
“Se tienen que ir. No podemos correr el riesgo de que se nos corte el agua en el tramo final de la campaña”, graficó un funcionario de Llamosas.
La decisión tuvo onda expansiva. Y generó algunos interrogantes:si el nazarismo debió desalojar el Emos, ¿Guillermo Natali podía seguir siendo jefe del bloque oficialista? El miércoles la bancada lo confirmó en el cargo pero hay un ruido evidente en esa continuidad. ¿Cómo puede seguir siendo la espada legislativa principal del intendente un concejal que va en una lista que se reivindica opositora? ¿Natali está en condiciones de defender a una gestión que su propia candidata calificó públicamente de chata? Esas son las disonancias que se desprenden del quiebre del peronismo.
Parodi y Primero Río Cuarto, un frente que lidera el radicalismo, buscaron mostrarse como la contracara del peronismo. Tuvieron un primer punto a favor:presentaron una lista de concejales encabezada por Gabriel Abrile, exrival en la interna, y le enrostraron a la fractura del peronismo el logro de haber conseguido la unidad. “Somos la contracara;ellos se pelean mientras nosotros nos juntamos para solucionar los problemas de la ciudad”, dijo Parodi.
Ese frente opositor hizo un segundo movimiento que fue discursivo y que, en realidad, pareció contraponerse a la estrategia de exponer el quiebre del peronismo:Abrile, en sus declaraciones públicas, unió lo que está desunido. Dijo que, aunque estén peleados, De Rivas y Nazario son lo mismo:lo que él calificó como un modelo agotado, pensado desde el marketing pero que no soluciona los problemas de fondo. Así, el candidato a concejal buscó negarle a la exdiputada el rótulo de oposición y reivindicarlo por completo para el radicalismo y sus aliados. “Que dividan votos entre ellos”, dicen desde Primero Río Cuarto.
Esa pretensión de hegemonizar el concepto de oposición será clave para Parodi y Abrile. Del resultado de esa movida dependerá en buena medida su éxito o su fracaso.