El cierre de noviembre trajo algo de tranquilidad al centro oeste de la provincia que venía transitando ya una situación crítica por la extensa falta de lluvias. Si bien se habían registrado tormentas y algunas precipitaciones, estaban lejos de revertir la prolongada sequía preexistente. De hecho, hasta la finalización del mes había lugares con el 50% o menos de milímetros promedio para el anteúltimo mes del año. Entre el 28 y el 29 el aporte logró al menos igualar esos registros y en algunos lugares sumar incluso por encima. En cualquiera de los casos, sirvió para cambiar el ánimo de productores con lotes estresados por falta de agua.
Es que desde que se instaló El Niño en Sudamérica, las lluvias beneficiaron más a la zona núcleo, aunque de manera despareja, y el Este cordobés. El centro y oeste venían muy retrasados. Fue justamente en esa zona donde noviembre trajo buenas noticias.
De acuerdo a la Administración Provincial de Recursos Hídricos, el rincón sudoeste de Córdoba, en el departamento General Roca, el noroeste de Río Cuarto, Calamuchita y oeste de Santa María fueron los que más aportes de agua recibieron esta semana, con marcas puntuales que llegaron a los 135 milímetros. Por el lugar en el que se registraron, permitió el llenado de ríos y luego la mejora de los embalses de la provincia, que venían con escaso volumen de agua.
Pero desde lo productivo, permitieron sumar humedad a una región que venía relegada y con un déficit importante para el primer tramo de la campaña gruesa ya en marcha. En trigo, es poco lo que Córdoba tiene este año, justamente porque arrastraba una condición no favorable.
De hecho, la Bolsa de Cereales de Córdoba informó a comienzos de esta semana que con un 37% de avance de cosecha, el rinde del trigo se estima en 16 quintales por hectárea, superando apenas en un 3% al rendimiento de la campaña precedente, pero encontrándose 38% por debajo del promedio histórico.
Del total de las hectáreas sembradas el 11% se habría destinado como cobertura mientras que un 14% de las destinadas a grano se habría perdido, principalmente debido a la sequía, heladas y granizo. “Según reportaron colaboradores, por la faltante de agua muchos de los lotes destinados a grano pasaron a cobertura”, explicó el trabajo de la entidad bursátil.
Y agrega: “Como consecuencia de las malas condiciones climáticas a lo largo del ciclo del cultivo, se esperarían alrededor de 957 mil toneladas de producción, siendo el mismo un volumen inferior al de la campaña 2022/23”, advierte.
Finalmente, ya a principios de noviembre la mayor proporción de la superficie de trigo llegaba a fin de su ciclo, con un 54% de los lotes en regular y mal estado general debido a marcadas condiciones de estrés térmico por temperaturas extremas, e hídrico por escasez de precipitaciones. Por eso, las lluvias de esta semana llegaron tarde para esos lotes.
Sin embargo fueron buenas y oportunas para darle impulso a la siembra pendiente que aún es mucha debido a que las condiciones para apostar por cultivos tempranos no fueron aptas. De hecho, el maíz de primera será nuevamente muy escaso y la ventana para que vuelvan las labores acaba de reabrirse tras el parate de noviembre que siempre busca evitar luego el Mal de Río Cuarto.
De acuerdo a la red de estaciones meteorológicas del Ministerio de Agricultura de la Provincia, en el caso de Río Cuarto la mitad de los milímetros que se registraron el mes pasado cayeron esta semana. En la estación ubicada al sur de la ciudad se contabilizaron 92,8 milímetros en noviembre, de los cuales más de 42 los aportaron las lluvias de lunes y martes. Octubre había cerrado con 74,6 en el mismo punto de medición. En tanto que diciembre se espera que comience desde hoy mismo a sumar. Por lo cual el estado de situación empieza a cambiar.
En el mapa de Agua Útil en el Perfil correspondiente al día de ayer que confecciona el Servicio Meteorológico Nacional con la Facultad de Agronomía de la UBA se observa una clara mejora en la comparación con el mismo día del año pasado, cuando aún La Niña estaba instalada con fuerza en el área productiva argentina. Allí hay una particularidad: en ambos mapas se percibe cómo la zona de Río Cuarto tiene mejores condiciones que el sur santafesino, por ejemplo, o por qué en 2022 los productores sugerían que “La Pampa se había convertido en La Pampa Húmeda”.
Lo cierto es que ahora los productores ya miran el pronóstico hasta fin de año y enero, dos meses clave a partir de los cuales el país podría alcanzar una revancha productiva tras La Niña.