Deportes | Messi | Mundial | Selección Argentina

¿Llega Messi al Mundial? El desafío generacional que afronta la Selección Argentina

El capitán del equipo argentino y Nicolás Otamendi, entre otros, superan la barrera de los 35 años y la incógnita de su presencia en la Copa del Mundo entra en juego

La Selección Argentina atraviesa un momento particular: disfruta todavía del legado de los campeones del mundo, pero al mismo tiempo empieza a convivir con una pregunta inevitable: ¿Hasta dónde podrán llegar Lionel Messi, Nicolás Otamendi y otros referentes que ya superan la barrera de los 34 o 35 años?

El debate se intensifica a medida que se acerca el Mundial 2026 ya que será un torneo que exigirá más física y mentalmente que los anteriores debido al nuevo formato, la mayor cantidad de partidos y los menores tiempos de recuperación.

Lionel Messi, con 38 años para cuando se inicie el Mundial, sigue siendo el faro futbolístico y emocional del equipo. Aunque su rol en Inter Miami le permite administrar cargas y evitar el desgaste del calendario europeo, el rosarino depende de sostener su físico sin lesiones prolongadas.

Su influencia en el equipo de Lionel Scaloni es incuestionable, ya sea como titular, como líder en la convivencia o incluso como una presencia estratégica que aparece en los momentos decisivos.

Nadie dentro de la Selección contempla un escenario sin él, pero también está claro que su participación será distinta a la de 2022: más dosificada, más inteligente, más focalizada en aportar calidad antes que cantidad.

Nicolás Otamendi es otro nombre clave. Con 37 años, el defensor del Benfica se mantiene competitivo, pero enfrenta una zona del campo donde el desgaste es más evidente y donde la velocidad promedio del fútbol actual obliga a reacciones explosivas.

Su liderazgo es vital: ordena, corrige, contagia. Sin embargo, la planificación de Scaloni apunta a que su presencia para 2026 sea como apoyo, guía y alternativa, mientras crece la camada de centrales jóvenes que asoma con fuerza: Cristian Romero como bandera, Lisandro Martínez y Leonardo Balerdi en plena madurez, y opciones emergentes que buscan asentarse.

El caso de Ángel Di María es diferente: ya anunció públicamente que no estará en el próximo Mundial, aunque su nivel actual podría tranquilamente haberlo habilitado a competir.

Su salida abre un hueco generacional que Argentina intenta cubrir con una mezcla de extremos jóvenes, pero todavía sin un heredero claro en cuanto a jerarquía.

Otros nombres como Marcos Acuña, Guido Rodríguez o incluso Franco Armani también ingresan en el grupo de futbolistas cuya presencia en 2026 es casi nula, ya que en las últimas convocatorias de Scaloni aparecen muy poco y al tener tantos talentos emergentes, el recambio, el estado físico y la continuidad, depende más que otros factores.teS6cA

El desafío, en definitiva, no es sólo deportivo: es emocional. La Argentina campeona del mundo está construida sobre la identidad de un grupo que cambió la historia y que hoy convive con una transición lenta pero inevitable.

Scaloni lo sabe y por eso trabaja en un equilibrio delicado: no perder el valor simbólico y competitivo de sus referentes mientras fomenta el crecimiento de los otros campeones del mundo como Enzo Fernández, Julián Álvarez, Alexis Mac Allister, “Cuti” Romero y el resto de la generación que deberá tomar el mando.