Sin embargo, esa máxima parece estar hoy en jaque. Mientras el dólar se mantiene ajustado debajo de los $1.500 y algunos pronostican que podría bajar en los próximos meses, la nafta súper de YPF cuesta $1.739 y la Infinia, $1.938. Pero esa es la pizarra que tiene los valores más bajos. En el caso de Shell, los precios escalan a $1.839 y $2.090, respectivamente.
Sin embargo, el punto más destacado en el caso de los combustibles líquidos en Argentina es el permanente ascenso que vienen teniendo, especialmente, en la segunda mitad del año.
Para tomar como referencia a la petrolera nacional que domina ampliamente el mercado, comenzó el año con precios para Río Cuarto de $1.199 el litro de súper, lo que arroja un incremento del 45% en 11 meses, muy lejos de la inflación acumulada para el mismo período, que ronda el 30% (el dato preciso se va a conocer el jueves 11 cuando lo difunda el Indec).
Lo cierto es que no deja de ser un dato negativo para las expectativas de control inflacionario que tiene el Gobierno y que es una de las banderas de la gestión. Se sabe que el combustible impacta, especialmente, en el costo logístico de los bienes y que eso finalmente llega a las góndolas. Pero, también, y muy especialmente, en los sistemas de transporte de pasajeros, tanto urbanos como interurbanos.
Vale destacar que las velocidades de incremento fueron diferentes en el primer semestre con respecto al segundo. Entre enero y junio, el alza alcanzó el 12,7% en los combustibles de YPF. Pero entre julio y noviembre, es decir, en sólo 5 meses, el incremento fue del 28,6%. En este segundo tramo, se hizo mucho más notoria la decisión de aumentar de manera frecuente, aunque en porcentajes menores, los valores. El resultado final fue contundente.
Entre los argumentos que se vinieron dando sobre las subas, generalmente, se reitera el impacto de los biocombustibles que cambian su valor mensualmente y por disposición de la Secretaría de Energía, con ajustes por debajo de la inflación; por lo que le quita veracidad a esa versión y, también, los incrementos en el impuesto a los combustibles, que efectivamente fue aplicando el Gobierno más allá del discurso de rebaja impositiva. Después juegan factores como precios internacionales del crudo y el dólar, que ambas variables se mantienen estables y hastacon perspectivas a la baja.