Como en todo proceso y transformación social las causas que se esconden por detrás son múltiples y complejas. No hay una explicación lineal posible. Pero lo que resulta evidente, y allí puede también debatirse la escala o envergadura, es que en el mundo del campo y la agroindustria hay cada vez más mujeres como protagonistas.
Del mismo modo que en otros campos de acción, debieron batallar durante décadas para lograr esa posición que hoy ostentan y que llegó para quedarse. Y allí comienza una primera aproximación al fenómeno: ¿hay más mujeres en el campo y la agroindustria o son más visibles?
Las protagonistas coinciden en que ambas opciones tienen lugar. Y en esa visibilidad no solo juega un rol determinante la ocupación de espacios que anteriormente eran reservados de forma excluyente para los hombres, sino que la tecnología cumple con su aporte. Y lo hace en más de un sentido: echando luz sobre la aparición de las mujeres en los diferentes roles vinculados al campo y la agroindustria como a través de las redes sociales; pero también facilitando la llegada a lugares a los que el tipo de trabajo les resultaba adverso.
Todo el escenario está atravesado además por un cambio de fondo en el rol de la mujer en la sociedad, desde los años en los que buena parte sólo atendía tareas del hogar hasta el tiempo en que empezó a dividir su jornada y abrirse a su vida profesional o laboral.
Las mujeres que hoy están vinculadas al agro recuerdan inmediatamente el rol de sus madres o abuelas hace 30, 40 o más años, en esos mismos campos.
Lo cierto es que desde entonces, y de forma silenciosa, el protagonismo de las mujeres fue escalando hasta alcanzar ahora una preponderancia central, que incluso logró derribar paredes de hormigón en las instituciones, siempre más lerdas a la hora de asumir cambios que la sociedad ya concretó. Hoy hay dirigentes gremiales mujeres en todos los niveles de las organizaciones del campo.
Lo cierto es que, quien recopiló información y elaboró un informe sobre el avance de las mujeres en el campo y la agroindustria fue la Fundación Fada. La entidad riocuartense destacó que “el trabajo en el campo y la industria se está redefiniendo con la energía femenina”.
Fada, en conjunto con la Asociación Civil Las Chicas del Agro, publicaron el informe “Mujeres en la agroindustria: construyendo futuro” con datos reveladores sobre el empleo argentino.
“La tendencia es irrefutable, en los últimos 5 años se sumaron más de 200 mil mujeres: productoras, técnicas, ingenieras, emprendedoras; la fuerza del agro también viene de ellas”, afirma Antonella Semadeni, economista de Fada. La agroindustria argentina, un motor clave de la economía, se consolida como una fuente de empleo cada vez más diversa, con la participación femenina alcanzando cifras históricas y estratégicas en 2 sectores clave: 43% en servicios y 41% en comercio.
Actualmente, el sector agroindustrial emplea a más de 4,2 millones de personas, y de ese total, 1,2 millones son mujeres. Este dato significa que 1 de cada 4 personas que impulsan la producción, la innovación y el futuro del agro es mujer.
Por otra parte, Fada destacó que la agroindustria se destaca por ser federal. A diferencia de otras actividades productivas, que suelen concentrarse en las grandes capitales, la agroindustria está presente a lo largo y a lo ancho del país, generando oportunidades en cada región, ya sea grandes ciudades o pequeños pueblos. Es un motor de desarrollo local y regional, que impulsa las economías del interior y genera un valor agregado distintivo.
En el camino hacia la paridad se evidencian también rubros más demorados en la incorporación de mujeres. El informe de Fada destaca que “los rubros primarios (14%), insumos (14%) y transporte y logística (17%) muestran menor presencia femenina, ya que históricamente se asociaron a tareas más físicas y tradicionalmente masculinizadas”.
Tecnología: la llave
La irrupción de la tecnología es un gran motor de este cambio. La automatización y la digitalización están borrando la histórica asociación de ciertas tareas con la fuerza física. “Hoy, las mujeres acceden a roles de alta capacitación técnica y operativa: desde la conducción de tractores y cosechadoras de última generación y la operación de sembradoras, hasta el manejo de drones, la gestión inteligente de la logística, entre otros”, indica el estudio de Fada.
El futuro está en manos de las nuevas profesionales: el informe destaca que el aumento de la participación femenina es mayor entre las menores de 30 años, lo que proyecta un futuro más equilibrado y prometedor para el empleo agroindustrial.
“La agroindustria argentina no solo está produciendo alimentos para el mundo, sino que está construyendo un modelo laboral más equitativo, demostrando que la eficiencia y la innovación pasan por la inclusión de talento sin distinción de género”, concluyen desde Fada y Las Chicas del Agro.
Cómo lo ven las protagonistas
Mariela Grassi es productora ganadera e integrante de la comisión directiva de la Sociedad Rural de Río Cuarto, ahora como tesorera. “Creo que sin dudas hay hoy más mujeres protagonistas en el desarrollo agroindustrial, que a lo mejor era antes estrictamente un ámbito masculino”, indicó, antes de apuntar también trabajos de “vererinaria, agrónomas y también de servicios y comercialización”.
Sin embargo, Grassi sostuvo que “en la ruralidad, como productora agropecuaria, la mujer siempre estuvo y de alguna manera está mucho más visible; cosa que antes no ocurría. Generalmente en los casos familiares, era el padre o los hermanos varones los visibles, aunque tal vez la mujer trabajaba a la par”.
Por su parte, Vanesa Padullés, presidenta de Coninagro Córdoba y productora en Leones, destacó la mayor presencia de mujeres y remarcó como un indicador el crecimiento de estudiantes mujeres en Agronomía y Veterinaria. “Se ve más presencia femenina, no sé si de una manera tan notable; pero sí hay más”, remarcó Padullés, que fue la primera mujer en presidir una entidad del campo enCórdoba.
Y luego echó su mirada hacia las generaciones anteriores: “Mi mamá y mi abuela no trabajaron menos que yo en el campo, al contrario. En esa época las condiciones eran más duras y difíciles; y los hombres tenían además las vidas sociales e institucionales; por lo tanto ellas no estaban visibilizadas, pero no era que no existían o no trabajaban; al contrario!”, recordó.
En ese sentido también apuntó que “las mujeres también era las responsables de la huerta y los animales de granja; ni que hablar de hacer las conservas y guardar para el resto del año”.
Aquellas experiencias abrieron otra reflexión para Padullés: “Eran las mujeres la clave del arraigo rural; porque eran la pieza central de la vida en el campo. Hoy tenemos dificultades para que las familias vivan en el campo y en parte es por el cambio que existió en esa conducta”, dijo la referente del departamento Marcos Juárez.
Por su parte, para Andrea Passerini, tambera en Carlos Casares y dirigente de CRA, asegura que “no debería sorprendernos esta tendencia; lo veo como natural que así ocurra”. Y agregó: “Para mí la visibilidad de las redes es un punto central a tener en cuenta; no es casual. También veo que hay mucha chicas jóvenes en los Ateneos que ven como algo natural ir para ese lado. Cuando yo era joven, lo establecido era que el hijo varón fuera a hacer algo vinculado al campo. Y eso fue cambiando y no me sorprende porque el mundo agro es más femenino que masculino. Todo lo vinculado a la naturaleza es más femenino que masculino. Ocurre que antes la mujer se quedaba más exclusivamente en las tareas domésticas”, enfatizó antes de mencionar la irrupción de la tecnología como factor clave para contrarrestar el uso de la fuerza en tareas rurales.

