El conflicto que comenzó el 11 de marzo de 2008 con la publicación de la Resolución 125 del Ministerio de Economía de la Nación, que creaba las retenciones móviles, terminó el 17 de julio de ese mismo año en el Senado de la Nación con una de las frases más recordadas en la historia de ese recinto: “Mi voto es no positivo”, dijo Julio Cobos, vicepresidente de la Nación y titular de la Cámara Alta. Allí derrumbó los planes del propio gobierno que integraba tras una maratónica sesión que terminó con 36 votos a favor y 36 votos en contra de las retenciones móviles.
Julio Cobos: "Fue un conflicto innecesario"
Su frase del "voto no positivo" lanzada desde la presidencia del Senado ingresó a los libros de historia. Cómo vivió aquella madrugada en el recinto y qué cree que dejó aquel conflicto
“Fue un conflicto absolutamente innecesario. Cuando detienen a Alfredo De Angeli yo me expresé públicamente y pedí que se convoque al diálogo y se derive al Congreso el tratamiento del tema, que es el encargado de fijar las políticas de largo plazo”, contó Julio Cobos a Tranquera Abierta, recordando cómo comenzó su intervención en el extenso conflicto que incluyó muchas jornadas de mucha tensión con movilizaciones en rutas, pueblos y ciudades.
“La presidenta accedió a ese pedido pero después no admitieron ninguna modificación a la Resolución 125 y por eso se terminó como se terminó. Esta semana recorrí la ExpoAgro y la gente de campo y quienes la visitaron me recordaban aquellos hechos porque fue algo que quedó como recuerdo imborrable en la historia argentina y en el campo en particular”, dijo.
¿Por qué lo califica de innecesario?
Era un Gobierno que recién empezaba y no habíamos discutido la temática antes; y era un Gobierno de grandes acuerdos, de concertación, de más institucionalidad; y de repente apareció esto que claramente no cayó bien en el sector de la producción. Y después, si un Presidente ve que una medida no va a prosperar, hay que dar un paso atrás o tratar de mejorar la idea. Le costó la salida de un ministro, y cuando eso ocurrió pensé que se iba con la resolución o con el problema; y no fue así. Y la situación empeoró en el plano social, con las rutas cortadas, los supermercados que empezaban a tener faltantes, y las confrontaciones, que era lo más preocupante. Sobre todo en la definición del Senado cuando la crispación social era ya muy elevada y no se podía controlar.
¿Qué recuerda adentro del Senado y el “voto no positivo”?
Esa frase surgió en el momento, no fue nada pensado con anterioridad. Fue producto de la situación de nerviosismo y de lo que estaba viviendo. Pero recuerdo también mi insistencia para pedir un cuarto intermedio cuando la votación estaba ya 36 a 36. Era para buscarle una salida a eso. Pero no accedió ni el oficialismo ni la oposición. La verdad es que estaban todos agotados y querían que se terminara el tema. El propio Alberto Fernández, que era jefe de Gabinete, habla conmigo y me pide que vote a favor sabiendo que al día siguiente, a primera hora, la Presidenta recibiría a los integrantes de la Mesa de Enlace. Le dije que bueno, pero que accedieran a un cuarto intermedio, que lo pidiera el jefe de bloque Miguel Angel Pichetto, para acordar una salida al día siguiente temprano. Pero eso no prosperó. Llegó el momento de desempate y tuve que volver a hacer votar porque ante el empate el reglamento prevé que así ocurra. Y ahí es cuando llega la posibilidad de que el vicepresidente pueda votar, que fue este caso.
Dijo que hasta ahí era un Gobierno de diálogo y transversal, ¿a partir de esto toma otro perfil?
Sí, claramente. Muchos creen que la grieta nace en ese momento. Después se suma la pelea con los medios. Siempre proponiendo un adversario y teniendo a la grieta como herramienta y metodología política. Lamentablemente eso se irradió y extendió en el tiempo. Seguimos enredados en eso. Miremos cómo nos cuesta en Diputados o en el Senado llegar a acuerdos para brindarle soluciones a la gente.
Hoy se encuentra en un espacio político con algunos actores que en aquel momento estaban enfrentados por esta resolución, como Lousteau, Pichetto, ¿cómo toma eso?
Siempre que se cumple un aniversario de aquella sesión del Senado, que fue el 17 de julio, cuando fue el desenlace, hay algún recuerdo. No pasa desapercibido el tema.
¿Y convivir con ellos hoy en un mismo espacio cómo lo toma?
Bueno, me parece que es propio de la dinámica de la política. A lo mejor si hubiesen acompañado lo que yo proponía en ese momento tan difícil, en el caso de Pichetto, hubiese sido distinto el final. Pero esos momentos hay que evaluarlos en las circunstancias en las que se dan y no ya con el diario del lunes.
¿Cómo ve hoy la relación campo-Gobierno?
Siempre está enfrentado. Para el Gobierno, el campo es un sector que no le simpatiza y ahora lo extrapoló a la industria porque se ve cuando se celebra alguna fecha vinculada a ese sector y lo invitan al Presidente, no va. Siempre está dando vueltas el tema de las retenciones y en el caso de la soja tiene hoy los mismos porcentajes que en aquel momento. Ignora que el campo es hoy el que más ingresos le produce al Estado por las retenciones y los recursos que mueve cada uno de los productos vinculados al sector. Pero el Gobierno no lo valora y faltan cosas que necesitan un trabajo conjunto, como el de riego para reducir los efectos de campañas con fuertes sequías como la actual. Hoy se calcula que se pierden unos 20 mil millones de dólares por la sequía, ¿no podríamos activar un plan de riego para evitar esa pérdida? Hoy regamos sólo un millón de hectáreas en el país.