Con una importante trayectoria en la ciudad que lo vio nacer, el Dr. Ricardo Tacite (MP19896 - CE6437) forma parte de una pequeña comunidad de otorrinolaringólogos en Río Cuarto. Formado inicialmente en la ciudad de Córdoba, realizó la especialidad en el Hospital de la Comunidad en Mar del Plata. Encargados de un sinnúmero de órganos y conductos, los otorrinolaringólogos suelen especializarse aún más en alguna patología más que en otras.
"La consulta tardía ha disminuido y hoy los diagnósticos son precoces"
El otorrinolaringólogo, Ricardo Tacite, detalla las patologías más frecuentes en la especialidad; disfonía, ronquidos, vértigo, entre otras. Su evolución progresiva y posibles complicaciones
El Dr. Tacite recibió a Salud & Ciencia en su consultorio y explicó que una de las consultas más frecuentes tiene que ver con la disfonía, al punto de que algunos pacientes llegan a padecer dolor y “acarrean una discapacidad, que no será de las discapacidades más significativas, pero para quien lo padece, sí lo es”.
¿Ese tipo de pacientes llegan tarde a la consulta?
Hubo un gran cambio. Cuando yo comencé la gente venía muy tarde. Hoy entre la conciencia y la difusión de esto, más la persistencia de las patologías, hace que la gente consulte. La consulta tardía ha disminuido drásticamente, los diagnósticos de tumores en laringe, por ejemplo, son precoces.
¿Cuánto influye el ambiente y la polución?
Con respecto a eso, en patologías habituales, yo diría que no hay una relación. Quizás sí en lo nasal, pero en la voz lo que impacta, más que las sustancias, son las situaciones en los ambientes donde se trabaja. Ámbitos abiertos, donde haya que levantar la voz, donde haya poca ventilación o aire seco y frio; generan una irritación mayor. Lo más importante son las técnicas, el hecho de que uno minimiza la hidratación en el hablar, cuando respiramos largamos vapor de agua, vamos perdiendo humedad. Las mucosas, las cuerdas vocales, son estructuras muy delicaditas que para funcionar bien tienen que tener su estructura al máximo. Son dos bandas de gelatina que se apoyan interrumpiendo le paso del aire, muchas más veces de las que pensamos. Por eso se necesita que estén hidratadas. Si no lo hacemos las sometemos a un contacto cada vez más violento que favorece a la irritación o inflamación. Por eso es la técnica, lo importante.
¿Hay profesiones que consultan con mayor frecuencia?
Más que nada son docentes, porque el nivel de ruido en un aula no es fácil, todos van hablando cada vez más fuerte, controlar a los niños a veces no es fácil y sin estas técnicas se lastiman progresivamente las cuerdas hasta hacer un cayo y ya en ese estadio el efecto es permanente por más que hagamos reposo, y eso acarrea una disfonía constante, con períodos de afonía o pérdida de voz. Pero todas las patologías (salvo contadas excepciones) tienen muy buen pronóstico, con el diagnóstico correcto, y lo fundamental es el tratamiento fonoaudiológico.
¿Qué se puede decir de ronquidos?
El tratamiento y el enfoque de las apneas y obstrucciones de sueño son un continuo, es todo un proceso, es raro que se de en el corto tiempo, sino que es progresivo. Hay chiquitos que padecen esto, y el motivo de la consulta de los padres es sentir que su hijo se ahoga de noche, y es por esa obstrucción de la vía aérea. Ese proceso se va dando con los años por la misma flacidez que van teniendo los tejidos, por la misma conformación anatómica propia, van aumentando de peso y se generan depósitos de grasas alrededor de la faringe que reduce el calibre de la vía aérea y por la noche, con la relajación muscular, esa luz se reduce y aumenta la facilidad de aspirar los tejidos en el momento del sueño, por lo que se produce el cierre. A veces es intermitente e incompleto (genera el ronquido) y otras veces es un cierre permanente de algunos segundos, a veces 30 segundos cuando la persona corta la respiración y luego la recupera. Eso es lo grave.
¿Por qué?
Al roncador se lo estudia mientras duerme monitoreando varios parámetros, lo más importante son los cortes de respiración, es cuando se ve si altera las ondas electrocardiográficas, las ondas electroencefalográficas, se analiza la caída de la saturación de oxígeno, si baja a 90% o menos. Son esos pacientes los que van desarrollando patologías potencialmente graves con accidentes cerebrovasculares, hipertensión arterial, infartos, complicaciones en cuanto a pérdida de peso porque se produce una hormona que inhibe el metabolismo graso y aumenta el apetito. Son muchísimas las implicancias a partir de una patología que va tomando cada vez más relevancia pero que es absolutamente individual, uno no puede generalizar parámetros globales a partir del ronquido. Se estudia cada paciente, no hay estereotipos, ni fenotipos.
¿Qué pasa con los tratamientos?
También son puntuales y de un éxito relativo, lo que se indica y a veces es difícil de tolerar para mucha gente es un aparatito que infla, da una presión de aire continua, es como un nebulizador ya sea nasal o bucal que envía una corriente continua de aire para que no se cierre la faringe con el ronquido.
¿Cómo se vincula su especialidad con el oído?
Dentro de esta amplia gama que tiene esta especialidad, el oído es parte. La otoneurología es la que más estudia al análisis exhaustivo del vértigo, que es la sensación de giro irreal. El equilibrio está compuesto de tres patas: la información que envía la vista, la de las articulaciones y músculos, y la del oído. Para sentirnos en equilibrio toda esa información tiene que ser coordinada y en el mismo momento. Si hay una discordancia se produce la sensación de inestabilidad o de giro. Lo más común que vemos es aquel que cuando se incorpora en la cama siente que el mundo se le dio vueltas durante algunos segundos, se queda quieto y pasa. Ese vértigo sí tiene que ver con el oído, es una patología que se la ha estudiado mucho.
¿Cómo se genera?
Se da porque hay receptores estimulados erróneamente en el oído. Sucede que hay unas piedritas que de desprenden y se depositan en esos receptores que va a tener un peso mayor que el del otro oído. Entonces se mueven a una velocidad diferente que la del otro oído cuando hacemos un giro, por ese peso extra que tiene, la información que manda no coordina que la del resto, y genera ese vértigo.
¿Cómo se trata?
Tiene una resolución, una vez que se realiza bien el diagnostico, se resuelve con maniobras de provocación, se logra desplazar esas piedritas de un lugar a donde no deberían estar, a otro lugar neutral. Y desaparece inmediatamente esa patología. A veces parece magia.
¿Cómo impactó la tecnología en los diagnósticos?
En nuestra especialidad la tecnología permitió una relación entre profesionales que nos dejó conocer mucho más la fisiología del paciente. Es la fibroscopía, una cámara que introducimos por la nariz para ver las cuerdas vocales que nos permite ver al paciente haciendo una fonación vocal, lo vemos desde adentro cómo habla y se pueden observar cómo actúan la laringe aportando información muy útil a la fonoaudiología. Y hay otro estudio, se llama videoestroboscopia, de hace menos años, que se hace por una ilusión óptica generada por un efecto lumínico con un objeto rígido que nos permite ver la laringe amplificada cuando se emite la voz, y detectamos con finos detalles los daños que tiene la cuerda.
Por Fernanda Bireni