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Autodescubrirse. El maravilloso camino de conocer lo que vemos cuando nos miramos al espejo

Somos tan infinitos que cada experiencia nos muestra un poco de nosotros, cada herramienta nos acerca a ese autodescubrimiento, pero en ningún momento se concluye

De todas las herramientas que he estudiado y experimentado puedo sacar algo en común, y es que todas implican un momento de autodescubrimiento. Y te preguntarás qué tiene de maravilloso conocerse si todos los días te ves al espejo. Pues justamente, descubrir qué hay dentro de ese ser hermoso que ves en el espejo, porque no somos solo un cuerpo, o solo esa personalidad que creemos tener definida.

Dentro nuestro (o alrededor) somos una consciencia, algo etéreo, y esa es la parte de nosotros que desconocemos, que nos cuesta ver, que hemos olvidado reconocer. Una consciencia que es individual, y a la vez se une a todo a través de energía, vibración, emociones. Un conocimiento muy antiguo, pero que, con la llegada de herramientas que nos han facilitado la vida, se ha perdido; bendigo esas herramientas, que algunas son incluso las que ahora me permiten volver a esos conocimientos. Nada es un impedimento, todo es una oportunidad, solo necesitamos ampliar la perspectiva de la mirada sobre lo que experimentamos para descubrir esa oportunidad.

Permíteme mostrarte todo lo que he descubierto y presentarte grandes maestros de cada área de estudio. Todas parecen diferentes, pero en realidad son distintos caminos que llevan todas al mismo lugar, hacia adentro, hacia nuestro centro, hacia esa parte de nosotros, de nuestra personalidad o esencia, que desconocemos por creer que solo somos eso que vemos en el espejo.

Lo más lindo de estas herramientas es el disfrute que nos proporcionan en el recorrido. Somos tan infinitos que cada experiencia nos muestra un poco de nosotros, cada herramienta nos acerca a ese autodescubrimiento, pero en ningún momento se concluye. Y ahí radica el toque de magia, en aprender a disfrutar el proceso, el camino, sabiendo que siempre habrá un trecho más por transitar.

Acá no se trata de cumplir con un objetivo y obtener un logro, como nos tienen acostumbrados. Acá se trata de paciencia y escucha constante, de transitar y volver sobre emociones, momentos, relaciones. Se trata de suavizar la mirada con el entorno, despojarnos de los juicios que nos creemos en el derecho de emitir, y ver al entorno (incluidas cosas, personas, animales, vivencias) como una parte de nosotros que se devela para que la abracemos.

Porque en el abrazo a nosotros mismos, esa parte que se nos presenta en un instante, se encuentra el final de ese recorrido, para poder comenzar con otro. Y ojo, que nada de esto es una carrera con alguien más. No existen personas más “evolucionadas” que otras. Todo el mundo está en este momento en el camino que es correcto para cada uno, solo o acompañado, siguiendo los pasos de un gurú de turno o haciendo su propio camino, sosteniendo o soltando, poniendo límites o ablandando murallas.

Acá no hay una verdad absoluta, todo es posible. Cada persona está hoy luchando una batalla que le produce un dolor, físico o emocional. Yo voy a encargarme de mostrarte todas las posibilidades que conozco para que desde ese dolor, esa batalla, puedas encontrar lo que tengas que abrazar para sentir paz. Algunas parecen similares, otras muy diferentes, pues hay una para cada persona, porque cada uno de nosotros es un mundo maravilloso por conocer y vivir. Nada es una verdad absoluta, pero todo es verdad y está comprobado. Vamos a recorrer mundos científicos, que parecerán decirte cual es tu salvación, pero recuerda experimentar para encontrar tu verdad. Como profesional de la medicina alopática puedo asegurarte que nada de lo que voy a mostrarte tiene efectos colaterales perjudiciales. Es más, me encuentro en el momento de fusión de la medicina alopática con la medicina homeopática (ancestral, natural) dentro de la Veterinaria, y es fascinante. Y como verás, todo va de la mano, una ciencia no excluye a la otra, sino que la complementa. Espero que disfrutes todo, tanto como yo.

¿Me acompañas entonces? Solo necesitas una mente y un corazón abiertos a experimentar, con absoluto autocuidado.

Te invito a verte hoy al espejo, a observar a los ojos de esa imagen que se refleja y preguntarle “¿Nos animamos a conocernos?”