De la naturaleza se extraen esos principios activos cuya industrialización se transforma (no mágicamente) en el comprimido que compramos cómodamente en la farmacia. Por ejemplo en la aspirina, se encuentra un ingrediente activo de la corteza del sauce: la salicina, que según aspirina.com es un “glucósido que fue asilado por primera vez por Leroux en 1829, quien pudo demostrar las funciones antipiréticas de este compuesto. Tras varios años de investigaciones en laboratorios se dio paso al salicilato de sodio que fue usado como tratamiento de la fiebre reumática y antipirético en 1875”.
Mucho más acá, la figura del farmacéutico, término que aparece recién en el siglo XIX para dejar atrás el de ‘boticario’, se ha transformado de manera singular. A mi gusto a veces desdibujada.
Por eso, desde el equipo de Salud & Ciencia, le pedimos al farmacéutico Héctor Ficco abrirnos las puertas de su farmacia. Llegamos una vez pasado el horario de atención al público y nos acomodamos entre las mesas de trabajo de su ‘droguero’ con más de dos mil drogas importadas de las que el profesional podría recitar la solubilidad de cada una.
Observador, pensó su farmacia con vistas a la calle y al cliente, dice que a veces “parece raro que te traigan el preparado de atrás”. Asegura que allí los desafíos son diarios, como transformar la presentación de comprimidos en gotas, sobre todo para neonatos, el desarrollo de óvulos femeninos, los preparados para animales. “Lo que se hace acá no se cobra, no tiene precio”, asegura. Pero claro que tiene costos, “no podemos tener desperdicios mientras hacemos pruebas, solo el almidón y el talco son de origen nacional, todo lo demás es importado”.
Embed - Héctor Ficco | Farmacéutico especialista en formulas magistrales.
Héctor Ficco lleva 34 años al frente de una farmacia, se especializó en fórmulas magistrales y fitoterapia, la línea de medicamentos con plantas medicinales, una línea “que hoy la gente busca mucho, e implica la maceración de plantas a través de un proceso específico, es el origen de la farmacia”, dijo a Salud & Ciencia.
“Las fórmulas magistrales hoy en día se llaman preparados personalizados, se elaboran con receta del médico para un problema particular de la persona y generalmente no está como especialidad medicinal en los laboratorios, por eso es personalizado con la dosis necesaria. Llegamos a donde la industria farmacéutica no llega”, aseguró.
¿De qué manera?
Hacemos mucho acomodamiento de dosis, elaboramos para el paciente de neonatología, se hacen jarabes especiales, medicamentos para pasar por sonda. Es un gran abanico muy amplio. Es la esencia del farmacéutico: elaborar el medicamento; además de la farmacia que uno conoce tradicionalmente, donde el farmacéutico está en el control y asesoramiento, que es un rol fundamental, como agente de salud. Después están las farmacias en hospitales y en clínicas, que también es otra rama más, y los laboratorios. Desde la pandemia hubo mucha atención a los suplementos dietarios, porque se encontró al paciente con deficiencias en vitamina D. La nutrición empezó a tener un auge muy bueno y nosotros lo vemos a través de médicos, inclusive la medicina ortomolecular, que es tratamiento con nutracéuticos, es decir con nutrientes, no con medicamentos. A partir de eso desarrollamos mucho los suplementos dietarios para una mejor nutrición.
El médico es el que indica la receta y ustedes son la cocina...
Claro, por así decirlo, los insumos son todas drogas a granel, que generalmente son importadas. En nuestro país se produce muy poco. Cumplimos normas que en el país están desde 2010 y tenemos el orgullo de que Córdoba fue la primera provincia (con normas para su jurisdicción). Nosotros redactamos las normas de buena elaboración para laboratorios de farmacia y lo logramos en conjunto con la Universidad, farmacéuticos privados y el Ministerio de Salud, de donde surgen preparados oficinales. Además, por supuesto, de cumplir normas internacionales como cualquier laboratorio. Cada preparado tiene que cumplir con sus certificaciones.
¿Hay una tendencia a volver a lo natural?
Hoy se está viendo mucho más. Nosotros desde mucho antes, tenemos nuestra propia línea que se llama fitoterapia. Se trata de medicamentos o terapia hecha a través de plantas medicinales y se está volviendo mucho a eso, ese es el origen de la farmacia. Se obtiene el principio activo de esa planta y termina en un producto elaborado que generalmente son gotas o cápsulas de las diferentes plantas para las diferentes afecciones.
¿Cuál es la diferencia con los demás medicamentos?
La diferencia entre los medicamentos fitoterápicos con los químicos es que no tienen tantas reacciones adversas, son más lentos en hacer efecto.
¿Con qué frecuencia se capacitan usted y a su equipo?
Constantemente estamos estudiando y hay desafíos todos los días. Tenemos mucha comunicación con los médicos, tratamos de resolver problemas, se desarrolla específicamente un medicamento, sobre todo en la parte de neonatología, para niños generalmente trasplantados.
¿Cuál es su equipo de trabajo?
Somos tres farmacéuticos, dos analistas químicos y tres auxiliares.
¿Cómo van las leyes acompañando este tipo de desarrollos? Por ejemplo con la ley de cannabis medicinal…
En esto en particular, la demanda fue antes que las leyes, después se tuvo que legislar. A nivel cannabis, en nuestro país, hay unas solas gotas autorizadas por Anmat. Acá en el laboratorio cumplimos normas que son nacionales e internacionales, cada droga debe llegar con un protocolo de pureza, se le hace un análisis y una vez aprobada va a elaboración. Anmat ejerce un excelente control.
¿Cómo ve la figura del farmacéutico, cree que se ha perdido o desdibujado?
No, no creo, hay (clausulas dentro de estas nuevas leyes) en donde quieren que el medicamento pase a ser como mercancía, esa es la gran diferencia. Cuando el medicamento no es una mercancía, no puede estar en un kiosco, no puede estar en un polirubro, siempre tiene que haber un asesoramiento profesional. La ley de prescripción por genérico es muy buena, porque a través del asesoramiento del farmacéutico, le da la posibilidad al consumidor de cuidar su bolsillo y de acceder al producto.
Por Fernanda Bireni