“El impacto monetario de la experiencia del “dólar soja I” fue gigantesco. En septiembre, la autoridad monetaria terminó emitiendo $1.533 mil millones contra la venta de granos de los productores y retirando de circulación ARS 387 mil millones por la derivación de divisas a importadores al dólar oficial. La emisión neta se ubicó en los $1.145 mil millones (28% de la base monetaria de finales de ese mismo mes) y el tipo de cambio al que se acumularon 5,0 mil millones de dólares de reservas terminó siendo cercano a los $230 por dólar”, explicaron en su último trabajo de la Fundación Mediterránea los economistas Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez, advirtiendo de algún modo lo que puede ocurrir desde ahora y hasta fin de año con la nueva edición de ese programa lanzado por el Ministerio de Economía. Pero además, pensando hacia adelante con un nivel de emisión recalentado y un proceso de inflación en niveles muy elevados.
“Con el dólar soja II, si el BCRA terminara con compras netas por US$ 1.950 millones, el impacto monetario vendría dado por una emisión neta de $510 mil millones, equivalente a 11,5% de la base monetaria. A su vez, el tipo de cambio implícito entre los dólares acumulados y los pesos emitidos sería de $261,4 por dólar, un 52% superior al dólar mayorista oficial promedio, que rige para el resto de las operaciones de comercio exterior”, explicaron Vasconcelos y Gutiérrez.
El trabajo indica que se contempla un segundo escenario en el que, frente a las liquidaciones de granos por 3 mil millones de dólares, el saldo neto a favor del Central resulte del 50% de esa cifra. Es decir, habría menos acumulación de reservas y menos emisión monetaria, a cambio de un alivio algo más significativo para la demanda insatisfecha de divisas para los importadores.
“Atender la cuestión de las importaciones es mucho más acuciante en diciembre que en setiembre, para evitar que se generalicen las suspensiones temporales de actividad en las plantas industriales: en lo que va del año, se ha incrementado el uso del crédito comercial externo por importaciones impagas por una cifra de US$ 7.860 millones y no es esperable que este pasivo se siga incrementado a ese ritmo”, advirtieron los economistas de la Fundación Mediterránea.
Desde otro ángulo, destacaron que mirado desde la gobernabilidad, “hay un nuevo paso explícito a favor de mantener abierto el crédito del FMI, pero sin poder evitar la continuidad de las presiones inflacionarias que surgen de la emisión monetaria, lo cual impide cerrar la brecha cambiaria, que es “parte del problema” del sector externo. “Obsérvese que, durante la experiencia de septiembre, el dólar libre se mantuvo estable en los primeros días de vigencia de la norma, pero después recuperó tendencia alcista en términos nominales”, destacaron Vasconcelos y Gutiérrez.
En el último tramo del informe alertaron que “para diciembre, a la emisión de pesos neta que depare la experiencia del dólar soja II hay que computarle factores recurrentes, como el ascendente pago de intereses de las Leliq, que ya representa el 11,6% de la Base Monetaria cada treinta días; la cobertura del déficit fiscal con transferencias, que este mes podrían alcanzar a 470 mil millones de pesos, junto con las latentes intervenciones en el mercado secundario de deuda en pesos, con vencimientos en el mes en manos de privados estimados en 350 mil millones”, finaliza el informe de la Mediterránea.
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