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Desde Córdoba producen líquido para conservación de órganos

Daniel Allemandi es gerente de operaciones del Laboratorio de Hemoderivados de Córdoba, y aquí cuenta qué hacen, cómo distribuyen sus medicamentos y cuáles son los desafíos a futuro

El Laboratorio de Hemoderivados de Córdoba es el único en el único laboratorio nacional con estas características e incluso el único en Sudamérica productor de hemoderivados en funcionamiento de carácter público. “Hay uno Venezuela y otro en Cuba que no están operativos. Por eso en este momento es el único funcionando en Sudamérica y proveyendo a varios países”, dijo Daniel Allemandi, Gerente de Operaciones del Laboratorio en una entrevista exclusiva con Salud & Ciencia de diario Puntal.

Dicha institución cuenta hoy con unas 320 personas trabajando. Todo el cuerpo gerencial esta ocupado por docentes de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), él proviene del área de las ciencias farmacéuticas, es investigador de Conicet y a fines de 2019 fue convocado para integrar el cuerpo gerencial, donde también se encuentran, Héctor Gabriel Tavella, como Director Ejecutivo, es ingeniero de larga trayectoria docente y profesional en la Ingeniería Industrial, y Natacha Beltrán es Gerenta Administrativa, una profesora calificada del área de Ciencias Económicas.

¿Qué hacen en el Laboratorio?

El laboratorio tiene como finalidad producir una variedad de medicamentes que se pueden resumir en tres líneas principales, una es la de medicamentos derivados del plasma sanguíneo, de ahí su nombre de ‘Hemoderivados’.

¿Cómo los hacen?

Nos basamos en realizar convenios con Bancos de Sangre nacionales públicos y privados, y con Bancos de Sangre internacionales de paises vecinos a través de autoridades sanitarias de esos países, que generalmente son los ministerios de salud. Con ellos se conviene la forma de captar el plasma que esos bancos recolectan y ese convenio implica recibir el plasma y retribuir el medicamento equivalente pactado generando un sistema favorable para todos.

Los bancos usan la parte roja de la sangre, plaquetas, factor de coagulación; pero el plasma no es útil para ellos entonces son derivados a plantas como la nuestra donde se procesan y se obtienen medicamentos, esa es la línea principal de mayor envergadura en el laboratorio.

¿Cuáles son las otras dos líneas?

La segunda es una línea de medicamentos que denominamos inyectables de bajo volumen, son genéricos inyectables que se usan en patologías generales sobre todo en el ámbito de hospitales públicos. Y la tercera línea no son medicamentos sino dispositivos médicos, por ejemplo tejidos óseos que se procesan a partir de la donaciones de huesos generalmente cadavéricos, se transforman en un material que usan los odontólogos para hacer injertos bucales o traumatólogos para alguna terapia o cirugía traumatológica. En casos de estos tejidos humanos se hace a través de donaciones con hospitales públicos para extraer el material original.

Daniel Allemandi | Gerente de Operaciones del Laboratorio de Hemoderivados de Córdoba

¿Lo que reciben es de bancos de sangre y de hospitales públicos?

Así es, y de bancos privados también.

¿Y lo que hacen también vuelve a través de ellos?

Exacto, la distribución de medicamentos es a través de esos convenios. Cuando se les retribuye medicamento a esos Bancos de Sangre, queda un exceso de medicamentos que el Laboratorio que se comercializan a través de hospitales públicos por venta directa a precios accesibles. Y también a otros centros de salud que pueden ser privados a través de distribuidores seleccionados para lograr una cobertura geográfica lo más amplia posible.

¿Por qué está en Córdoba este laboratorio?

Es una historia, esto fue una iniciativa en los años 60 que tuvo el presidente Arturo Illia que destinó fondos propios reservados para el presidente para armar una planta que produzca hemoderivados, a partir de una iniciativa de un grupo de investigadores de la una UNC y por eso se dio acá. Arrancó esa planta entre 1963 1964 y el primer producto que salió al mercado fue en el año 74. Ahí había dos productos básicos, que hoy son los principales; inmunoglobulina y la albumina humana, el primero para patologías que implica el aumento de defensas y el segundo para sustitución de raciones de plasma, entre otras aplicaciones.

¿Cómo los afectó la pandemia?

Por suerte pudimos seguir trabajando en planta, solo tuvimos que adecuarnos a exigencias protocolares, hubo baja de personal que debieron trabajar desde sus casas, se adaptó un protocolo para tratar de que la mayor cantidad de gente posible pudiera trabajar desde el hogar, pero nunca dejamos de producir. A su vez tratamos de desarrollar, de manera intempestiva, una inmunoglobulina anti covid que se logró desarrollar, pero por problemas de logística de plasma no pudimos llegar a tiempo, este medicamento hubiese sido de alto impacto al comienzo de la pandemia. Después cuando se avanzó en la vacunación (felizmente) este medicamento perdió potencia como herramienta terapéutica, pero se trabajó mucho e incentivamos el desarrollo de productos genéricos como dexametasona incluido en el protocolo básico de tratamiento de covid, triplicamos la producción de ese medicamento y llegamos a proveer al programa nacional Remediar del Ministerio de Salud de la Nación.

¿Qué tecnología utilizan?

No hay muchas alternativas tecnológicas para la elaboración de este tipo de medicamento, se avanzó en la modernización de equipos y sistemas de control, lo que se llama la industria 4.0 de automatización, hacia ese punto vamos.

¿Cómo es que llegan a producir un líquido para conservar órganos para trasplantes?

Eso se divulgó a partir de que el laboratorio recibió un subsidio de la Agencia Nacional de Ciencia y Técnica a través de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos, para la infraestructura de la producción de un líquido conservador de órganos. Fue un proyecto que desarrollamos en estos dos últimos años a partir de un requerimiento de Incucai. Incucai tiene, dentro de sus protocolos de ablación de órganos, el uso de un líquido conservador que garantiza conservar el órgano desde la ablación hasta que sea implantado en el paciente. Son momentos críticos, el órganos debe permanecer en un medio biológico lo más similar posible al medio del que proviene para conservar sus características. Hasta la actualidad el Incucai usa un producto extranjero, importado, de altísimo valor, que tuvo serios problemas de provisión estos últimos años por la pandemia u otras razones.

Esto no es una fórmula novedosa e innovadora en el sentido de que no existía, ya está en el mercado, lo que nosotros hicimos es haber puesto a punto una técnica y haber desarrollado y escalado ese producto a nivel de producción de nuestro laboratorio para proveer a nivel nacional al Incucai y de ese modo resolver ese alto costo.

Por Fernanda Bireni