Sin embargo, el costo fiscal podría representar el 0,08% del PBI o incluso menos, dependiendo del volumen de producción que haya en la próxima cosecha gruesa.
Esto lo remarcó el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) que conduce Nadin Argañaraz. Allí se recuerda que los cambios establecidos en las alícuotas fueron:
-Soja: de 26% a 24%
-Subproductos de soja: de 24,5% a 22,5%
-Trigo y cebada: de 9,5% a 7,5%
-Maíz y sorgo: de 9,5% a 8,5%
-Girasol: de 5,5% a 4,5%
“Esta medida implicaría un costo fiscal directo de aproximadamente US$ 570 millones”, estableció el informe.
Sin embargo, para el gobierno nacional, si se considera el aumento posible de recaudación del Impuesto a las Ganancias dada la distribución de coparticipación, se reduce el costo fiscal directo a US$ 520 millones, equivalente a $704.600 millones y a 0,08% del PBI.
En ese esquema, las provincias y CABA recibirían US$ 66 millones por la coparticipación del incremento de recaudación del impuesto a las ganancias. Vale recordar que los derechos de exportación no se distribuyen con los estados subnacionales, lo que representó en su momento un reclamo de los gobernadores. Luego, eso mutó a un pedido de eliminación por parte de los mandatarios, más en línea con el discurso de los productores.
Según agregó el informe del Iaraf. si los productores reaccionan positivamente al mayor precio percibido (escenario de oferta elástica) y aumentan su producción, puede elevarse la base imponible y generarse una recaudación adicional de los propios derechos de exportación que siguen vigentes.
“Dependiendo del grado de elasticidad de la oferta, se tendrá el porcentaje de recaudación de derechos de exportación recuperada. En un extremo, puede compensar completamente la reducción, es decir, el incremento de la producción puede incrementar la base imponible del tributo y compensar el descenso de alícuota”, puntualizó el Iaraf.
Ese es parte del planteo que realizan a menudo los sectores productivos para alentar la eliminación definitiva del impuesto que nació momentáneo y, como otros, lleva casi dos décadas y media de vigencia ininterrumpida.
La dirigencia agropecuaria insiste desde hace tiempo que la eliminación del tributo va a potenciar la inversión y la producción, lo que redundará en mayor base imponible. De todos modos, fue unánime la celebración por la rebaja anunciada por el ministro Luis Caputo este martes.