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La lucha de Gio contra el fentanilo contaminado y la corrupción que lo condenó

Giovanni Benavídez, conocido como Gio, cumple este mes cinco meses de vida, pero su historia es mucho más que una celebración: es un relato de lucha, miedo y resiliencia

Giovanni Benavídez, conocido como Gio, cumple este mes cinco meses de vida, pero su historia es mucho más que una celebración: es un relato de lucha, miedo y resiliencia en un contexto que conmocionó a todo el país. Desde abril de este año, Gio se encuentra internado en un hospital de Córdoba tras sufrir complicaciones respiratorias luego de su nacimiento, y su caso se volvió emblemático dentro del escándalo del fentanilo contaminado.

En diálogo con Puntal, Sol y Darío, los padres del bebé, relatan con voz entrecortada el impacto que esta situación tuvo en sus vidas. “Gio sigue internado y económicamente nos está costando muchísimo acompañarlo, ya que seguimos sin poder trabajar”, explica Sol, mientras que Darío agrega: “La verdad es que hacemos lo que podemos. Estamos todo el día ahí con él, las 24 horas. Muy pocas veces van las abuelas porque ni nosotros podemos por el cansancio. A veces pasamos tres días sin dormir”.

La lucha de Gio no es menor: el bebé se recupera de una cirugía respiratoria importante realizada la semana pasada y, aunque se encuentra estable, aún requiere una naricera de oxígeno y alimentación por botón gástrico, ya que la succión no se ha desarrollado. Cada día implica múltiples procedimientos médicos: punciones, control de vías respiratorias, y constantes monitoreos que los padres enfrentan con angustia. “Nos parte el alma cuando él llora porque le duele. Lo están pinchando todos los días. Es una tortura verlo sufrir así”, confiesa Sol, visiblemente conmovida.

La tragedia de Gio se inserta en el contexto del fentanilo contaminado, una droga de diseño cuya acción es similar a la morfina que, según informó la ANMAT, había sido adulterada y distribuida de manera irregular. Se detectaron bacterias letales en varias ampollas de este fármaco, que afectaron a cientos de pacientes en hospitales del país, provocando decenas de muertes y convirtiéndose en la crisis sanitaria más grave de los últimos años en el país. En el caso de Gio, se identificaron al menos dos de estas bacterias en su organismo, lo que explica la gravedad de su cuadro.

El abogado Carlos Nayi, querellante de varias familias afectadas, describió el caso como un “atentado contra la salud pública” y denunció la existencia de corrupción en la producción y distribución del medicamento. “Se detectaron alteraciones en los procesos de producción, falsificación de documentos y distribución de ampollas contaminadas en más de 200 hospitales. Hasta ahora se atribuyen 20 muertes confirmadas y otras 124 se encuentran en análisis”, explicó.

Por el momento, la justicia ha procesado a 13 personas, incluyendo a Furfaro, responsable de la droguería vinculada a la distribución del fentanilo. Se aplicaron embargos millonarios y se realizaron allanamientos en domicilios de funcionarios públicos.

Sol y Darío cuentan cómo esta situación afectó no solo su economía sino también su vida emocional. “Nos destruyó psicológicamente. Cambió nuestra vida por completo. Hemos tenido que pedir licencias en el trabajo y aún así no podemos dedicarnos como quisiéramos a otras obligaciones”, relata Darío. La pareja apela a la solidaridad de la comunidad para poder sostener la atención de Gio y cubrir sus necesidades básicas durante esta dura etapa. Para colaborar, los padres han compartido el alias de Mercado Pago: giobenavidez8.

A pesar de la angustia, los padres se muestran esperanzados: cada pequeña mejoría en Gio, como su capacidad de recibir oxígeno de manera más estable o la reducción del riesgo vital, es celebrada como un triunfo. “Mucha paciencia, pero estamos bastante bien en comparación con antes, cuando tenía riesgo de vida constantemente. Soñamos con que pronto pueda estar en casa”, afirman.

El caso de Gio revela, además, la fragilidad de los controles sanitarios y la necesidad urgente de garantizar la seguridad de los pacientes, especialmente los más vulnerables como los recién nacidos. Esta tragedia no solo ha dejado secuelas físicas en los bebés afectados, sino también un profundo impacto emocional en las familias y un llamado a la responsabilidad institucional.

Hoy, mientras Gio pelea por su vida, Sol y Darío continúan su vigilia diaria, aferrándose a la esperanza y a la solidaridad de quienes puedan ayudarlos. Cada aporte representa no solo un sustento económico, sino también un gesto de acompañamiento a esta familia que ha sido puesta a prueba por la negligencia, la corrupción y el dolor. En medio de esta lucha, sus palabras resumen su fortaleza: “Hacemos todo lo posible por Gio. Cada día que él resiste es un milagro”.