Ambas intervenciones se realizaron a partir de una novedosa técnica que permite extirpar tumores cerebrales que afectan circuitos relacionados con funciones esenciales como las emociones, el habla y la cognición, y a través de cirugías que se realiza con los pacientes despiertos, lo que posibilita conservar y evaluar en tiempo real funciones mentales clave.
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En ese marco se explicó que, durante el procedimiento, se estimularon estas áreas mediante técnicas desarrolladas por el equipo de psicopedagogas y neuropsicólogas del hospital, lo que permitió identificar y preservar las zonas críticas del cerebro mientras se resecaba el tumor.
Y se destacó además que, para concretar estas intervenciones, se utilizaron herramientas de última generación como la neuronavegación que permite al neurocirujano localizar con precisión las estructuras cerebrales, y el exoscopio, que brinda una visualización ampliada y detallada del campo quirúrgico. Entre las principales ventajas de este abordaje se destacaron la preservación de las funciones cognitivas y un postoperatorio más breve y favorable para el paciente.
Salud & Ciencia entrevistó al médico neurocirujano Claudio Turco (M.P. 36536 – M. E. 19292), responsable del equipo que ejecutó ambas intervenciones, y quien resaltó el avance que representa tal procedimiento para el abordaje de tumores localizados en áreas de alta funcionalidad del cerebro.
– ¿En qué consistieron estas dos cirugías cerebrales con estimulación de emociones?
– Básicamente, se trata de cirugías con la premisa del paciente despierto orientadas a mantenerlo consciente durante el procedimiento para resecar la lesión tumoral. En este caso, además de las estimulaciones habituales, buscamos evocar emociones. Esto se hace con test neuropsicológicos que apuntan al área donde se localizan los centros de las emociones, para que el paciente los pueda describir. Las lesiones invadían esas zonas y los pacientes comenzaban a perder expresividad emocional y con la técnica pudimos avanzar sobre el tumor evocando constantemente esas emociones, preservando no solo lenguaje y función motora, sino también lo emocional. Antes, cuando el tumor invadía la línea media o estructuras profundas, se evitaba intervenir. Hoy, la cirugía despierta con estimulación, nos permite resecar al máximo la lesión con menor riesgo de secuelas.
– ¿Qué aporta de novedoso este procedimiento?
– La cirugía con paciente despierto se viene desarrollando muy bien en Córdoba, en el ámbito público y privado. Lo novedoso es la estimulación de emociones, que cambia el paradigma. Permite operar a un mayor porcentaje de pacientes con tumores en zonas críticas. La premisa sigue siendo la misma: máxima resección con mínima discapacidad, pero ahora con un énfasis especial en conservar estas conexiones emocionales.
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– ¿Cuántos profesionales lo acompañaron y cuáles fueron los principales desafíos?
– Participaron más de 20 personas, entre técnicos, instrumentadores, bioingenieros, neurofisiólogos, neuropsicólogos, anestesistas y seis neurocirujanos. Este no es un procedimiento al que el paciente llegue de inmediato, sino que requiere de preparación, contención y empatía, porque no es sencillo aceptar que uno estará despierto mientras le abren el cráneo. Las dos lesiones eran técnicamente complejas. Una comprometía la región frontal, el cuerpo calloso, el trígono del fórnix y estructuras profundas con invasión bilateral. La otra afectaba la zona singular completa y parte del área motora. Pese a la dificultad, la evolución fue muy positiva y, por ejemplo, uno de los pacientes, que estaba apático, recuperó su expresividad emocional y volvió a llorar, algo muy gratificante para todo el equipo.
– ¿Qué enseñanzas les dejó como profesionales, desde lo emocional y psicológico de los pacientes?
– Cada caso es un aprendizaje. Antes pensábamos que las zonas funcionales estaban claramente delimitadas, pero hoy sabemos que se trata de una red intrincada con muchas vías. El cerebro tiene una enorme plasticidad y capacidad de recuperación frente a la agresión quirúrgica. La mayoría de los pacientes que no presenta complicaciones, permanecen 24 horas en terapia, un día en sala común y reciben el alta. Eso reduce inflamación, estadía hospitalaria y riesgo de infecciones.
– ¿Qué proyecciones abre este avance para otros tumores o patologías cerebrales?
– En la salud pública significa un salto enorme, por el hecho de poder resolver patologías complejas con tecnología y trabajo en equipo, a pesar de los altos costos. Esto marca un antes y un después. En España, incluso, se está creando una unidad específica para pacientes con estimulación de emociones. Esta técnica abre otra perspectiva para resecar tumores que invaden estructuras profundas, donde antes éramos más conservadores. Hoy, con la estimulación y la tecnología disponible, podemos ser más agresivos en la resección y al mismo tiempo más seguros.
Sobre el final, el doctor Claudio Turco agradeció al hospital, en general, y a todo el equipo de trabajo conformado por enfermeros, terapistas, anestesistas, instrumentadores, técnicos y personal de limpieza, entre otros. “La cirugía es la ‘frutilla del postre’, pero lo verdaderamente importante es el trabajo previo, la contención y la humanidad con que se trata a los pacientes”, recalcó.
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