Este registro es el segundo más alto desde el año 2010, solo superado por la producción del año 2023, de faena acelerada por la sequía. El nivel producido, en tanto, está en línea con el promedio de los últimos cinco años para el mismo período, apenas un 0,5% por encima.
Para lograr este nivel de producción, se faenaron en el período considerado 9 millones de cabezas, a un peso promedio de 231 kilos por res. Esto constituye un dato positivo, dado que el peso promedio por cabeza faenada en los últimos cinco años, para el mismo período, fue de 228 kilos. Es decir, hubo una ganancia de productividad promedio de 3 kilos por animal, o bien, del 1,3% en comparación con el promedio. “Si se analizan los datos con una frecuencia mensual, es posible observar que, en agosto de 2025, el último mes con datos, el peso promedio de la res faenada ascendió a 234 kilos, siendo el mayor registro desde septiembre de 2022”, explicó el trabajo de la Bolsa rosarina.
Allí también se destacó que la mejora de la productividad es una condición necesaria para avanzar en la reconstrucción del stock ganadero. En dicho informe se detallaron las dificultades que los cambios normativos recientes podrían generar en la profundización de este sendero de expansión productiva.
Cabe recordar que, de acuerdo con los datos del Senasa de la primera campaña de vacunación contra la aftosa, el rodeo se encontraría en torno a los 49,4 millones de cabezas. Si se contrasta esta información con los datos de existencias anuales de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, se observa que éste es el menor registro desde fines de 2010, cuando se contabilizaban 48,8 millones de bovinos. Debe tenerse en cuenta que ambas fuentes no son estrictamente comparables —la cifra de la campaña de vacunación puede ser inferior al stock total—, aunque la comparación sirve como una aproximación útil para dimensionar la evolución del rodeo.
Por el lado de la demanda, el consumo aparentemente se recupera luego de haber tenido un débil desempeño en el año 2024, como resultado de la recesión que golpeó al país hasta el primer trimestre de dicho año y la pérdida del poder adquisitivo resultante de las altas tasas de inflación.
En 2025, con un nivel de actividad económica que en agosto presentó una tasa de crecimiento del 2% interanual, el consumo de carne vacuna se encuentra por encima del del año previo. Entre enero y agosto, el consumo aparente de 2025 asciende a cerca de 1,6 millones de toneladas (equivalente a res con hueso), presentando un aumento del 7% con respecto al mismo período del año anterior y ubicándose también un 2% por encima del promedio de los últimos cinco años.
Por el lado de las exportaciones, al volcarse un mayor volumen de producción al mercado interno, la cantidad de carne despachada al exterior en el período enero-agosto fue inferior a la del año previo.
Con 539.000 toneladas, retrocede un 12% interanual y se ubica un 3% por debajo del promedio de los últimos cinco años para el mismo lapso. Sin embargo, la gran fortaleza de la demanda a nivel internacional ha dado un gran impulso a los precios en 2025, siendo el fuerte recorte productivo de los Estados Unidos uno de los principales drivers alcistas, ya que el país norteamericano cuenta con existencias bovinas en niveles históricamente bajos.
“Gracias a ello, y a una demanda pujante también por parte de la Unión Europea, el valor exportado crece, a pesar de la caída en volumen, por un incremento de precios que promedia el 40% interanual para todo el período”, enfatizó el informe de la Bolsa.
En los primeros ocho meses de 2025, las exportaciones de carne vacuna se valuaron en US$ 2.256 millones, creciendo un 24% interanual y un 20% respecto al promedio de los últimos cinco años.