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La metáfora del rico y el voto útil cordobés

El gobierno de Milei no sólo enfrenta problemas económicos y políticos, sino además una limitación discursiva: a diferencia de 2023, le resulta difícil interpretar la realidad de la mayoría. En Córdoba, Provincias Unidas intenta monopolizar el voto bronca

Bertie Benegas Lynch apareció como una excentricidad en la política argentina. Fue aquel libertario que en plena campaña de 2023, cuando el mileísmo podía decir cualquier cosa, propuso privatizar el mar. Pero esa excentricidad ahora preside, como una consecuencia de la caída en desgracia de José Luis Espert, la comisión de Presupuesto y Hacienda en Diputados.

En una entrevista, Bertie, que además fue el baterista en el inolvidable recital de Javier Milei en el Movistar Arena, recurrió a la remanida metáfora que compara la economía de un país con las finanzas familiares. Pero Benegas Lynch, como no podía ser de otra manera, le dio una vuelta de tuerca: dijo que el problema argentino es como el de una familia en la que trabaja una sola persona. “Son seis, tienen autos, lanchas, casa de fin de semana, un caserón fenomenal y trabaja una sola persona. Y resulta que empiezan con los delirios de cambiar el audio del auto, otro quiere comprar una segunda lancha y mandan a esta persona a trabajar el doble o a buscar cinco trabajos. Eso es la Argentina. Eso no resiste”.

La alegoría de Bertie enfrenta una doble limitación. En sí misma resulta difícilmente materializable: esa familia de la que habla Benegas Lynch parece tener una realidad laboral de clase media pero consumos de clase súper alta y puede ser difícil de encontrar en el país. Pero, además, como metáfora estructural también cruje: Argentina no enfrenta los problemas derivados de la abundancia sino, precisamente, lo contrario.

El gobierno de Milei encara su primera elección de medio término, que será dentro de una semana, con una desviación similar, con ubicaciones diferentes por supuesto, a la que padeció y padece aún el kirchnerismo: su discurso parece desacoplado de la realidad. Más allá de la crisis económica que combina tensión cambiaria extrema y un contexto de recesión, más allá de la incapacidad que ha mostrado para la praxis política, la gestión libertaria falla además en otro plano:¿a quién le habla?¿Qué realidad describe? La misma disonancia que genera Bertie pudo percibirse la semana pasada cuando el propio Presidente salió a dar entrevistas y dijo que él también sufre el ajuste porque se congeló el sueldo.

La politóloga Nayet Kademian planteó en una entrevista con La Tinta un concepto interesante: “Creo que hay una diferencia respecto al 2023: Milei ya no tiene más el monopolio del enojo con el orden de las cosas, hoy eso está más difuso y también hay electores muy enojados del otro lado”.

En 2023 el enojo era unidireccional, ahora es de doble mano. Y ahí hay una disputa por el sentido que es fundamental para el oficialismo: la estrategia de Milei pasa por convencer a la mayor porción posible del electorado de que todavía debe canalizar la bronca no hacia el presente sino hacia el pasado. Puede ser que estés enojado, frustrado, pero tenés que entender que la culpa no es mía, dice el Presidente, sino del maldito kirchnerismo. Ese razonamiento electoral no funcionó en Buenos Aires el 7 de septiembre, pero el país es otro territorio, otra sensibilidad. Por lo tanto aún es una incógnita.

La atipicidad de Milei, de la que él mismo hace gala, también se da en el aspecto electoral: su gobierno llega a las legislativas de medio término con un grado de desgaste general que no es común. De ahí que los propios libertarios planteen, como lo hace el jefe de Estado, que el próximo 26 es de vida o muerte, a todo o nada. Porque puede no estar demasiado alejado de la verdad.

El gobierno necesita un triunfo de doble dimensión el domingo: en los porcentajes, para mostrar una victoria aún en medio del vendaval, y en las bancas, para generar una distribución legislativa menos desfavorable.

¿Qué puede esperar de las urnas el 26? Por un lado, están los análisis de coyuntura y, por otro, también puede ser útil repasar la historia.

El politólogo Facundo Cruz publicó en las redes un relevamiento que puede dejar algunas pautas. Primero, las elecciones de medio término desde 1983 muestran un patrón claro: el promedio histórico de los oficialismos nacionales ronda el 35%. Sólo en cuatro ocasiones se superó esa marca y se alcanzó el 40%:Raúl Alfonsín en el ‘85, Carlos Menem en 1991 y 1993 y Mauricio Macri en 2017. El problema para el líder del Pro fue que esa victoria marcó su techo: desde entonces, empezó a derrumbarse.

Además, Cruz puntualiza que en la mitad de las elecciones los gobiernos de turno estuvieron por debajo del 35%.

Desde 1987 a la actualidad, los oficialismos consiguieron un promedio de 50 bancas. El máximo lo alcanzó Menem, con 64 en 1993.

“La pregunta es qué mirar después del 26 de octubre. Para LLA los parámetros históricos serían:¿gana más o menos de 50 bancas en Diputados?¿Supera o no el 35 por ciento de los votos a nivel nacional agregado? ¿Alcanza el tercio propio puro en ambas cámaras o precisará de aliados para lograrlo”, plantea Cruz, coordinador general de Pulsar, el observatorio de la UBA especializado en el estudio de la opinión pública.

Para el gobierno de Milei, la elección del domingo definirá, por lo tanto, si consigue una reafirmación de legitimidad para su polémico programa de ajustes y reformas, y si obtiene como consecuencia un correlato en la conformación de las cámaras.

Pero aún si sale relativamente bien parado de las legislativas, o incluso con un triunfo claro, tanto el oficialismo como la oposición dan por descontado que Milei no dispondrá en el Congreso de una mayoría que le permita imponer sin contratiempos sus reformas (Luis Caputo acaba de reafirmar en campaña que pretenden un cambio profundo en los esquemas laboral y tributario). Por lo tanto, estará obligado a negociar.

¿Con quiénes lo hará? El propio Presidente aseguró, aunque un par de antecedentes pueden hacer suponer lo contrario, que jamás negociaría con el kirchnerismo. En cambio, sostuvo que está dispuesto a habilitar el diálogo con, por ejemplo, los gobernadores de Provincias Unidas, entre los que están Martín Llaryora y el santafesino Maximiliano Pullaro.

Esa declaración del libertario implica una incomodidad para Provincias Unidas, justo cuando la estrategia electoral pasa por establecer una división tajante con lo que representa Milei. Los gobernadores tienen un movimiento pendular con respecto a la Casa Rosada: se acercan en algunos momentos y se alejan cuando deben mostrarse como una alternativa distinta.

En Córdoba, tanto Juan Schiaretti como Martín Llaryora además están obligados a acentuar su posición crítica con respecto a Milei no sólo para justificarse como una opción en sí misma, sino para evitar que los peronistas enojados con la gestión nacional y su ajuste terminen fluyendo hacia Natalia De la Sota.

En los últimos días, el oficialismo provincial produjo un cambio de estrategia con respecto a la hija del exgobernador. Ya no la tildan de kirchnerista para erosionarla sino que apelan al voto útil. Los candidatos de Provincias Unidas vienen diciendo en las entrevistas: “Si estás enojado con Milei y querés darle un mensaje, tenés que saber que aunque te gusten Natalia o Carro, no tienen chances de ganar. Los únicos que podemos derrotar a Milei somos nosotros”.

Provincias Unidas intenta así que el voto bronca confluya hacia su lista. Lo dijeron expresamente anoche en Pueblo Alberdi tanto Llaryora como Schiaretti:“El que no nos vota, vota a Milei”.

En el Panal esperan ganar pero evitan el triunfalismo. No quieren que nada se les escape. Porque ellos, al igual que Milei aunque sin dramatismo, también empiezan a jugarse el domingo la definición de su futuro. La pretensión, tanto de Schiaretti como de Llaryora, es conseguir un doble objetivo: por un lado, imponerse por primera vez en una elección nacional de medio término y dificultar un eventual riesgo de proyección libertaria para 2027; por otro, aspiran a estar el 26 a la noche entre los que se consolidan en el escenario nacional y empiezan a aparecer en la lista de los posibles sucesores de Milei.