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Dulcor escala su negocio: produce 35 mil toneladas al año y lleva sus marcas a más de 20 destinos

La histórica empresa de Arroyito amplió su actividad industrial, sumó picos de tres millones de kilos de mermelada en temporada alta y fortaleció su presencia internacional con un portafolio que incluye siete firmas y operaciones en nueve plantas distribuidas en Córdoba, Catamarca y Mendoza.

La cordobesa Dulcor consolidó en 2025 uno de los portafolios industriales más grandes del interior del país: comercializó siete marcas de alimentos, operó nueve plantas en tres provincias, empleó a más de 1.000 personas y exportó su producción a más de 20 destinos de América, Europa, Asia y Oceanía.

La compañía, nacida en Arroyito en 1962, fortaleció su presencia en el exterior al enviar mercadería a mercados como Estados Unidos, Canadá, España, Francia, Países Bajos, Italia, Israel, Japón, Australia, Nueva Zelanda y varios países de Latinoamérica, entre ellos Brasil, México, Chile, Perú, Paraguay, Uruguay y Costa Rica. Aunque el 98% de su producción se destinó al mercado interno, el 2% restante le permitió expandir su presencia global y sumarse al mapa exportador argentino.

A lo largo del último año, Dulcor produjo unas 35 mil toneladas anuales y registró picos durante temporada alta, cuando alcanzó los tres millones de kilos de mermelada, frente a los dos millones elaborados durante los meses de menor actividad. Sus productos estrella continuaron siendo las mermeladas cero azúcar —especialmente las de durazno y frutilla— y los tradicionales dulces sólidos de membrillo y batata.

El grupo industrial operó cinco plantas en Córdoba, dos en Catamarca y dos en Mendoza, desde donde procesó frutas, especias, cereales y oleaginosas. Bajo su estructura también funcionaron las marcas Esnaola (dulces), Orieta (mermeladas), Yuspe (condimentos), Vanoli (oleaginosas y salsas), Alimentos Cormillot (productos dietéticos) y Veneziana (panificados).

Fundada por la familia Riba junto a Lino Farchetto, la empresa se especializó durante décadas en dulces tradicionales que se volvieron parte del consumo masivo argentino. Con el tiempo incorporó nuevas líneas, amplió su capacidad productiva y sumó unidades de negocio para consolidarse como una de las agroindustrias más relevantes del interior del país.

Hoy, desde Arroyito, mantiene un entramado que abastece góndolas en toda la Argentina y llega a consumidores de más de 20 países, combinando marcas históricas con productos de valor agregado para mercados exigentes.